Tocando con suavidad la puerta de este Mundo de Vorem, vuelvo a colgar aquí, en el espacio adecuado, en el foro justo, en la simplicidad que siempre nos libera mis mejores deseos y mi reflexión.
No es posible que sucedan tantas atrocidades juntas, cuando llenamos el plato con las sutilezas de una política europea llena de juegos de mesa y sonrisas hipócritas. Israel no olvida su herida, su gran desgajamiento histórico, su natural impulso por formar parte del mejor aliado, y el más tirano. Ni la historia ni ninguna razón nos pueden colocar al borde una inmensa catástrofe. Ahí está, servida en los Altos del Golam, en las arenas del desierto, en el ombligo de la civilización del ser humano.

No se trata de mirar hacia ningún culpable porque nos están cerrando los ojos con el miedo y la prepotencia. La ira siempre ha servido a los corazones vengativos. Ni las palabras, nilas llamadas, ni la diplomacia son moneda de cambio para los señores de la guerra. Todo estaba previsto. Un movimiento en falso y el avance hacia una inestabilidad desgarradora está en marcha. La historia ahonda en regresos al comienzo. Me asusta el hecho de que perdamos la fuerza en favor de quienes imponen una oligarquía cruel, donde se aúna el miedo con la esperanza en un dios, cada vez más alejado del ser humano.