Un día llegaremos a estar tan profundamente dormidos que quedaremos libres de todo discurso político emplazador. No veremos ni oiremos a nadie que nos induzca a manifestarnos de manera contraria a nuestra tendencia humana. Ese día estaremos tan dormidos que nos despejaremos de toda inmeidatez de los poderoso del planeta y entonces, desnudos ante nosotros mismos, seremos realmente lo que deseamos ser: un cuerpo navegando en las olas de nuestro sueño, sin más representatividad que la misma naturaleza de nuestra expresión. Ese día será cuando realmente seamos. Ese día tendremos que dormir tan profundamente que, al despertar, nos encontremos en medio de un mundo sin dimensiones establecidas por los políticos que hablan en nuestro nombre apoderándose de nuestras razones. Entonces seremos realmente libres. Confiemos en que llegue, algún día, ese momento en que nos dejen dormir tan profundamente que semos verdaderos.