A cada momento, si volteo, te he de encontrar siguiendome los pasos; acortando esa distancia que sobrevino, entre tu frío y mis huesos, a un nacimiento.
Que me alcances no recelo. Después de todo, nunca lograré izar las nubes a mi nave, ni estrechar la estrella, e incluso, son escasos mis pies para medirle la piel al mundo.
No. Aunque me abruman tus insensibles grises y tus lazos raquíticos, aún más tiemblo por los sueños que habrán de tornarse arena en mis venas y que este corazón ya desierto acune un sol negro.
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Ocaso
Llorarán los inviernos de mi ocaso
recorriendo caminos del recuerdo,
ondearán brisas leves los remansos
al bajar por hieráticos senderos.
Me acompañan las noches invernales
cadencioso el eco de los vientos
y las sombras nocturnas son amables
reflejando la nieve en mis cabellos.
Dormiré al pensar en el pasado
sacudiendo así viejos recuerdos
y mi cuerpo al flotar en claros vados
con su espuma calmará mis miedos
Un comentario sobre “Ocaso”
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!Qué bonito bertalis!. Me gustó mucho. Se parece nítidamente a mi forma de ser y de sentir y por eso no alargo más mi comentario sino sólo para decirte !enhorabuena! porque me llenó de sensaciones.