Hablo de fútbol sala y no me refiero al gol marcado desde el círculo central (que también fue inolvidable) sino a aquel golazo (completamente legal a pesar de que lo invalidó un árbitro más cegato que Rompetechos) de fútbol sala repito, en el que me llegó un balón por el aire, cuando yo había subido al ataque, y estando yo completamente fuera del área, vi como salía el portero a la desesperada con los puños por delante pero, hábilmente, logré saltar, tocar levemente el balón con la cabeza y hacer una vaselina aérea que superó lentamente a los puños del portero, y cayó como, como una “hoja de otoño” dentro de la portería. !Golazo!. Cuando salté estaba completamente fuera del área, señor árbitro, y solamente pasó que al pisar de nuevo el suelo mis piernas pisaron el área… pero gol fue gol…
y fue tan espectacular el golazo que uno de los espectadores le dijo a otro que estaba a su lado: “!Nunca vi un golazo igual en el fútbol sala y eso que llevo un montón de años viendo partidos!”. !Fue un golazo completamente legal anulado por un árbitro “cegato” y un poco inútil para arbitrar de noche!. Y luego, además, tuve que soportar al niñato que daba las calificaciones ponerme un 0 cuando ni entendía lo que hacía ni servía para calificar tan siquiera a los de la categoría de alevines. Tanto es así que renunció a seguir haciendo el ridículo con sus ridículas calificaciones y se dijo a sí mismo: “soy un verdadero berzotas y no tengo ni idea de cómo calificar a los futbolistas de sala cuando son verdaderos futbolistas de sala”. Así que ni me importó un pimiento ninguna de las dos cosas y se me acercó Arana y me dijo: “No te preocupes, Pepe, que ha sido todo un gol de bandera, inolvidable, y digno de entrar en la historia de los mejores goles habidos en el fútbol sala… así que vamos a celebrarlo!”. Y todos nos fuimos nuevamente al “bar de las alegrías” mientras la luna volvió a sonreír…