Partiendo de un pensamiento de Aristóteles.

El filósofo más famoso de la Antigua Grecia y quizás de toda la Historia de la Filosofía Humana fue un tal Aristóteles, nacido en el año 384 antes de Jesucristo en la ciudad macedónica de Estagira y muerto en el año 322 antes de Jesucristo en Calcis (Eubea). Pues bien, este gran discípulo del no menos famoso Platón, con toda su sabiduría enciclopédica que tenía dentro de sí, desarrolló el concepto de un Universo finito. !Grave error y enorme fallo del famoso Aristóteles y eso que era un verdadero genio en lógica, política, biología, física y metafísica entre otras cosas porque los actuales genios que están observando continuamente el Universo están llegando a la conclusión de que no es finito (como señalaba el sabio Aristóteles) sino infinito o por lo menos se cree que es infinito!.

Y es que la sabiduría de Aristóteles estaba a años luz de distancia de la Sabiduría de Jesucristo que es en verdad Luz (y lo dijo Él mismo como está escrito en la Biblia cuandos leemos en Mateo 10:27 “Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz (y la Luz es Él mismo)” y continuó diciendo: “Y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas”.

Bien, una vez escrita esta primera reflexión que me parece muy oportuna para introducirme en las siguientes del día de hoy, lo que paso a continuación es a meditar sobre la Sabiduría que, como verdadero Cristiano Creyente que soy, afirmo que es Jesucristo. Se puede leer en Mateo 18:2 “En aquel tiempo los discípulos se acercaron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?. Y Él les dijo: De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Y es que la Sabiduría de Jesucristo es tan grande que no la pueden comprender los sabios pero la entienden los niños.

Una vez reflexionado esto voy a transcribir una frase del famoso filósofo Aristóteles: “Se pasan todo el día los titiriteros hablando como demagogos ante multitudes entre los que han venido procedentes de Fasis y de Borístenos, cuando ellos mismos no han leído nada a excepción del “Banquete” de Filóxenes y ni tan siquiera en su totalidad”. ¿Qué estaba diciendo el famoso sabio Aristóteles?. Estaba dando a entender que muchos son los sabios de este mundo que sólo son valiosos a la hora de los banquetes; que esto de los banquetes me suena a mi, y es un punto de vista sólo personal, a mucha comida opípara y abundante mientras muchos millones de seres humanos pasan verdadera hambre y que esto está todavía pasando hoy en día: mucha comida en abundancia (todo únicamente material) pero poca espiritualidad y verdadera buena escala de valores éticos y morales. Es cierto, por eso, que los verdaderos Cristianos (con C mayúscula de Creyentes) tenemos la obligación de hablar, como dice Jesucristo, en la luz e incluso, si es necesario, desde lo alto de las azoteas para que nos oiga el mundo entero.

Jesucristo prometió volver de nuevo a la Tierra. No importa el tiempo ni cuánto hay que esperar para que eso se produzca pero los verdaderos Cristianos Creyentes sabemos que es una Verdad Absoluta en medio de este caos que han armado tantos sabios de este mundo diciendo que todo, absolutamente todo, es relativo. Varias veces he escrito ya textos sobre este tema pero es bueno volver a repetirlo: porque muchísimos son los que están siempre preguntándose ¿cuándo llegará el fin del mundo?. La respuesta es muy sencilla. En la Biblia hay un pasaje (podéis buscarlo si no os creéis lo que os digo) donde Jesucristo, en la Cruz, le dijo al ladrón arrepentido y bueno: “Desde ahora mismo te digo que estarás conmigo en el Paraíso”. No le dijo desde tal siglo, o tal centuria, o tal año, o tal mes, o tal día o ni tan siquera tal hora, minuto o segundo. Jesucristo dijo exactamente “Desde ahora mismo”. ¿Qué me hace a mí pensar esto?. Que el final del mundo está ocurriendo durante todos los días, porque el final del mundo es personal e intransferible y sucede cuando un ser humano muere. Ese es el verdadero final del mundo del que habla Jesucristo. Cada ser humano tenemos nuestro propio final del mundo al llegar la muerte. Y ahí, inmediatamente en ese instante, o estamos con Él en el Paraíso o nos hemos condenado para siempre.

Esto me hace volver, de nuevo, a Aristóteles quien, en el fondo, en el interior de sí mismo, me pregunto yo (y sólo es una deducción mía) que sabía que él no tenía la respuesta sino que debía tenerla alguien que vendría después de él y que era más que todos sus dioses paganos juntos. ¿Cuántos diose paganos juntos están muchísimos humanos adorando hoy en día?. Podríamos citar una larga lista de ellos pero lo dejo para otra ocasión si es necesario. Sólo medito en Aristóteles y cómo, a pesar de haber pasado a la Historia Humana como el mayor filósofo de toda ella, se equivocaba continuamente a pesar de sus inmensos conocimientos de lógica, política, biología, física y metafísica entre otras materias. A pesar de toda su sabiduría sólo hablaba de conjeturas, suposiciones, creencias relativas… pero no sabía la Verdad que saben los niños y las niñas y de la cual hablaré un poco más tarde. Ahora sólo insisto en que los más sabios de este mundo saben mucho menos que los niños y las niñas. Y por eso fue la frase de jesucristo: “Dejad que los niños se acerquen a mí porque de ellos es el reino de los cielos”.

Llego a reflexionar que, si Aristóteles llegó a ser sincero en algún momento de su vida, debió reconocerse como uno más de los demagogos que hablaba en su propio escrito dirigido hacia los demás. Así que toda esta parafernalia actual de que todo, absolutamente todo, es relativo es una Gran Mentira. Lo que es verdad es que lo relativo solo es lo banal pero lo transcendente siempre es absoluto. También os he escrito a veces varios textos sobre este asunto pero, es más, yo os digo, desde este mi pequeño rincón de letras escritas a medio atardecer, que la única Verdad es Jesucristo y la poseen los que somos como niños o como niñas sea cual sea la edad que venga escrita en nuestro Documento Nacional de Identidad, la cual es sólo una mera apariencia banal. La verdadera y transcendental edad se lleva dentro del alma; esa alma insuflada por Dios a los Hombres y las Mujeres cuando se gestan en el vientre de las madres desde el primer momento en que el espermatozoide varonil fecunda al óvulo femenino (y también he escrito a veces de ello) y que muchos son los que todavía siguen insistiendo en que no existe. ¿Si no existe el alma humana me pueden decir esos mismos sabios que niegan su existencia por qué los humanos, todos los humanos, tenemos Conciencia?. La Conciencia no reside en el cerebro físico ni en el corazón físico; la Conciencia reside en el cerebro espiritual y en el corazón espiritual de los seres que son verdadermaente Humanos y eso es lo que podemos decir de alguna manera (se puede explicar de otras varias maneras más pero yo ahora elijo ésta) que es el Alma creada por Dios.

Observad, si os dáis un poco de tiempo de vuestra vertiginosa vida, por un momento a los niños y las niñas jugando. Jamás miran el reloj mientras están jugando y ni se dan cuenta del tiempo (a mi me pasa continuamente) y eso es la Eternidad en cierta forma. Una especie de no tener tiempo o de tener el tiempo de los niños y las niñas. La inocencia. Podéis llamarme inocente si lo deseáis pero prefiero ser un inocente sabio que un sabio no inocente.

Como Cristiano Creyente he visto, con mis propios ojos físicos, multitud de milagros hechos por Jesucristo en muchas personas y en mí mismo. Es más. Yo os afirmo que soy un milagro de Jesucristo. Un milagro repetido miles de veces… tantas miles de veces como miles de días tiene mi existencia en esta Tierra dese que mi padre hizo engendrarme en el vientre de mi madre hasta la actualidad. Y tú, si me estás leyendo con detenimiento, también eres otro milagro de Dios de la misma manera que lo soy yo. Pero es que hay muchos que, quizás por soberbia y vanidad, lo desean ignorar o no lo deean admitir. Os digo que jamás he conocido ni la soberbia ni la vanidad, haya pasado lo que haya tenido que pasar en mi vida hasta ahora, haya reído o haya llorado todo lo que haya reído o llorado hasta ahora, haya gozado o haya sufrido todo lo que haya gozado o haya sufrido hasta ahora… pero jamás, sin vanidad lo digo, sé lo que es el odio o la ira o la venganza. Sólo sé lo que es la Verdad de Jesucristo que es mi propia Verdad. Y esa Verdad es la que escribo muchas veces aunque a veces me llamen niño. Prefiero seguir siendo siempre como un niño y creer en los milagros que Jesucristo hace diariamente en mí a ser sólo un sabio demagogo que maneja suposiciones o conjeturas nada más. Yo deseo moverme dentro de las certezas y escribir solo mis certezas, aunque a veces me digan que soy como un niño, porque eso es lo que me dice, día tras día, Jesucristo cuando dialogo con Él.

Podría estar escribiendo infinitamente sobre estas y otras muchas reflexiones pero ni soy soberbio ni vanidoso y por eso, para no alargarme más, dejo el planteamiento de lo que es la Vida (la verdadera Vida) y la Muerte (la verdadera Muerte) para que la debatan otros que se consideran a sí mismos más sabios que yo. Jamás es mi intención ni lo ha sido nunca querer compararme con ninguno de ellos en ningún aspecto de mi vida humana. Sólo deseo seguir siguiendo el Camino, la Verdad y la Vida de Jesucristo. Un Jesucristo vivo que está dentro de mí y está también dentro de ti si es que deseas ser sincero o sincera y reconocerlo.

¿Sabéis, por ejemplo, que la Imaginación es mucho más realista que la Realidad de la que tanto hablan los sabios de la Razón?. !Que vuelva otra vez de nuevo Descartes o que un seguidor de Descartes nos explique entonces por qué la vida es tan desastrosa hoy en día!. !Que expliquen los racionalistas absolutos que niegan que la Imaginación también es una realidad superior a la misma realidad por qué el mundo está tan destruído como lo está ahora!.

Y aquí cierro mis reflexiones de hoy porque de verdad que estoy aburrido y cansado de ver un mundo que ha dejado de creer en los milagros y de que los verdaderos locos de este mundo (tan racionalistas ellos) me sigan llamando a mí loco por ser tan como un niño que creo en el milagrode los 16 años de Ella y los 18 años míos. Y para terminar ya os pregunto: ¿sabéis ahora por qué un día os escribí un texto titulado “Por favor no matéis a los ruiseñores” y por qué otro día os escribí un poema que se titulaba “Gorriones con quién hablar”? Pensad en los niños y en las niñas y en quienes somos como niños y como niñas y encontraréis la respuesta de por qué os escribí ambas cosas.

Adiós. Buenas noches a todos y todas. Sin ira, sin odio, sin venganza, sin dolor y sin prejuicio alguno. Nada más que con la Verdad de Jesucristo.

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