Somos pequeños días prendidos en una especie de esperanza sideral, pequeños días embarcados en el viaje milenario de muchos ocultos sueños, pequeños días compuestos de horas enhebradas en el telar de los propósitos, pequeños días envueltos en emociones y palabras, pequeños días de hambre y sed de sentimiento, pequeños días… sólo pequeños días de ilusión en esta época, en esta generación, en este tiempo en que tan necesitados estamos de una mayor concurrencia hacia la esperanza. La esperanza de que todos los humanos nos consideremos un continuo fluir de las pasiones hacia la estética del bienestar.
Reflexiones para el alma en estas horas en que tenemos, como inmediata necesidad, hacernos verdaderamente tiempo de pequeños días inmersos en la continua evolución de lo humano. 24 pequeñas horas de salvación o naufragio, de victoria o derrota, de llanto o de alegría, de tristeza o felicidad… de quedarnos quietos o llegar muy lejos… 24 pequeñas horas para el continuo o discontinuo amor o para el desamor continuo o discontinuo.
El poeta Cummings decía: “No ser nadie más sino tú mismo, en un mundo que está haciendo lo posible, día y noche, para hacer que tú seas alguien distinto, significa luchar la más dura batalla que cualquier ser humano puede enfrentar, y nunca dejar de luchar”. Jane Wagner confesó que “Toda mi vida he querido ser alguien, pero ahora veo que debía haber sido más específica”. Y Luciano de Crescenzo escribió: “Cada uno de nosotros somos ángeles con una sola ala, y sólo podemos volar cuando nos abrazamos a otro”.
Dentro de veinte años estarás más desengañado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta las cuerdas de tus velas. Navega lejos del puerto seguro. Atrapa los vientos favorables en tu velamen. Explora. Sueña. Descubre. Haberse empeñado, haber hecho un esfuerzo, haber sido fiel a ciertos detalles… por sí solo vale la pena la lucha.
ecía sir Wilson Osler que “estamos aquí para añadirle a la vida lo que podamos, no para obtener de ella lo que podamos”. Y William Arthur Ward señaló “Somos más que lo que hacemos… mucho más que nuestros logros… mucho más aún que lo que poseemos”.
Henry Van Dike dijo que “el tiempo es muy lento para aquellos que esperan, muy veloz para aquellos que temen, muy largo para aquellos que sufren, muy corto para aquellos que se alegran pero para quienes aman, el tiempo es eternidad”.
La seguridad es una superstición. Evitar el peligro no es más seguro que exponernos a él con tal de que la vida sea una verdadera aventura y, como dijo Goethe, “cada día deberíamos ser más estimados por el valor de cada día”. Al final, lo que cuenta no son los años en tu vida, sino la vida que hay en tus años.
Somos pequeños días de triunfo o de fracaso. 24 pequeñas horas que se van acumulando en esa pequeña historia en que nos vamos convirtiendo tú, yo, él y ella, todos nosotros y nosotras que estamos escribiendo el inmenso volumen de la Historia de la Humanidad.
Estimado Diesel:
Hemos dividido el tiempo en un intento de ordenar la vida. Nos movemos con la intención de ser controladores de ese tiempo, pero “vivir” es un sentimiento más amplio, que no se parcela, que insinúa la necesidad de ser conscientes y consecuentes. Un saludo.
Me gusta el texto porque me hace reflexionar sobre lo que soy y lo que aspiro a ser cada 24 horas de mi vida. Lo que fuí, lo que soy y lo que seré mientras dure mi vida en esta existencia terrenal forman un conjunto de innumerables pequeños días que tienen su propia historia que contar. Ese sentido de temporalidad del que hablas tú en tu texto y del que habla grekosay en su comentario anexo son frutos análogos y superpuestos a un solo tiempo histórico de cada persona tomada por sí mismo. Estoy totalmente de acuerdo en que cuando pase más tiempo me quedaré -como todos los demás seres humanos- un poco decepcionada de lo que no hice y, a la vez, un poco satisfecha de lo que pude hacer. Si tomamos la Historia Humana enfocada en los seres vivos más bien anónimos (no en los de las biografías de las enciclopedias) cada pequeño día de cada uno de nosotros y nosotras es un verdadero texto de historia. !Muy bien a los dos, Diesel y Grekosay, por vuestra continua participación en mis pequeños días para reflexionar y ser consecuente!. Un beso a ambos por vuestra extraordinaria labor. Y así me voy formando… poco a poco… con el vorem como compañía…
Después de tantos días sin leeros, que mejor reencuentro que el tuyo.
Me encantó, independientemente que cada uno encuentre una u otra definición del “vivir”.
Surge un nuevo carpe diem en el siglo veinte y uno.