No suelo escribir sobre ti,
porque tu presencia me es suficiente.
Los versos imprecisos de un corazón de poeta
decaen al describirte, como una tarde sin rojos arreboles.
En ese ayer, donde las caricias eran luz y las miradas fuego,
el eco de un eterno peregrinar fue la constante.
Hoy un ritmo cansino y duplicado acompaña el recuerdo,
el estado natural de quien se habita y es parte del recuerdo.
La tarde rellena los huecos de toda palabra
y dice tanto con su luz, que el ritmo de las horas cesa.
Sobre la mesa tus frutas preferidas y ese lapicero rojo,
tu creador de magias, es constante.
Cedo al sentimiento y no dejo de mirar el vacio que dejaste;
ya sé que todo fue un cerrar mis labios con tu mano
y decir adiós mirándome a lo ojos,
pero sin ti la tarde no agita los visillos,
ni mira a la calle, ni escucha las voces de los niños que juegan.
Un ruiseñor dorado viene a verme
y a su lado el ritmo de tus pasos se acrecienta.
El tic/tac del reloj parece unise a este coro de ofrendas a la vida,
y si escribo para ti, es porque hoy, una nube inquieta me ha anunciado
la levedad de su espeso ser de agua.
En el recuerdo navega aquel poema, tan intenso, tan rimado,
tan cercano a tu corazón de rosa y ola.
Mirando hacia la paraded, me dejo arrebetar por cuanto fuimos:
¿Te acuerdas? y regresan atenuados los mundos deseados
por soñadores de mesa y papel, de verso y corrección,
de exámenes callados de miles de sueños que ya fueron.
Un comentario sobre “Permancencia en ti”
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Cada frase Grekosay me detiene largo tiempo, es para mi un mensaje: escribir sobre ti, presencia suficiente, versos que decaen, tardes que rellenan huecos, la tarde no agita…, en fin, cada frase me apresa, un abrazo