Es negra, con manchas blancas en el cuello y calcetines,que parece llevar puestos en sus pequeñas patas,las orejillas grandes caidas a los lados, el rabo enroscado hacia arriba y siempre en alto, sus ojos son tristes y llorosos de mirada inteligente, su hocico es sugerente y su cara alegre y franca. Es cachorrilla, sólo tiene diez meses, su tamaño será aproximadamente el de una liebre pequeña y pesará unos cuatro kilos. Su corazón es tan grande que no le coge en el pecho. Según como la mires gira la cabeza de un lado a otro como si jugára contigo al escondite. Cuando quiere que la saques a la calle se sienta, te invoca con su mirada tierna y espera. Cuando salimos va andando alegre delante mía, como trotando, orgullosa de ir conmigo y con la cabeza erguida. Coge las piñas que se encuentra en el parque y juega con ellas atrapándolas entre sus dientes y tirándola y saltando detrás de ella. Cuando ve que se aleja de mí más de la cuenta, ella sóla vuelve corriendo y al llegar apoya sus patas en mis piernas como saludándome.
Es feliz, y yo también cuando salgo a pasear con ella.
2 comentarios sobre “Pizca”
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Los animales nos hace sentir tanto amor… nos lo dan sin pedir nada a cambio Nosotros le damos también nuestro cariño…..tan escaso en la sociedad. Los animales nos ayudan a dar amor y a recibirlo….. Personalmente a mi me hacen mucho bien….son un regalo de Dios.
He disfrutado leyendo…
Un abrazo.
Yo tengo a Toby que me hace sentir exactamente igual que esa cachorrilla a ti. Qué excelente es la compañía amorosa de un animal noble.