PLACERES VANOS

Con el alma entristecida
Por las cosas que sabía,
Ya no tuve otra salida;
Despedir a quien quería.
Me enamoré locamente
Sabiendo que no podía;
Pues no pasó por mi mente
El dolor que esto traía.
Yo traté de comprenderla,
De darle buenos consejos;

Sentía el deseo de quererla
Y por mis años anejos,
Tal vez, ella me engañaba.
Jugaba mis sentimientos
Porque de verdad le amaba
Pero, ¡Ah…! malos pensamientos
Los que esta chica tenía.
Tenía una amiga sincera,
Decía lo que en ella veía;
No callaba la manera
Como cometía pecado
Pues ya parecía ramera
Y yo, ahí, muy aferrado.
Se entregaba al forastero,
Al amigo bien apuesto
Y también al hotelero,
Para no perder el puesto.
Como ya empecé a notar
De su mal comportamiento,
La llamé para aclarar
Lo de mi conocimiento,
Ella con gran alboroto
Iba negando sin miedo
Y a todo le ponía coto
Diciendo que eso era enredo.
¡Qué enredo va a ser todo esto!
Mi querida jovencita;
De moral no entiendes ni esto,
Le decía a la pobrecita.
Pero ella no me entendía;
Era más terca que un zuro;
Yo sin embargo insistía
Dejarle un corazón puro.
El cerebro ya perdido
Y su alma pecaminosa,
Con un corazón fallido
Y un cuerpo que no era rosa.
Yo tuve que abandonarla,
Pedirle miles de excusas
Y sin dejar de yo amarla,
Ella partió con las musas
A contemplar otros mundos,
Otros seres inhumanos,
Otros dioses tremebundos
Y placeres más ufanos.
Quedé sumido en tristeza
Porque de verdad le amaba.
Ella asaltó mi nobleza;
¡Ah chica!, no le agradaba.
Le di cuanto ella deseaba.
Sentía lástima, pesar;
Pues su cuerpo no adornaba
Y lloraba sin cesar.
Y pasé por la gran pena
Me devolviera todo eso;
Así pagara condena,
Con gusto, yo lo confieso.
Viví tan atormentado
Durante unos meses y años
Por ese mal bien causado
Con esta edad, cincuenta años.
Más tarde yo le encontré
Sentada en un cementerio
Y junto a ella me postré
Para comprarle sahumerio,
Ella me reconoció
Y me miró cabizbaja
Sumida en serio suplicio,
Forrada en tela mortaja.
Angustiado pregunté
Me explicara sin pesares
Y bien, le solicité
Me hablara de avatares.
Empezó a narrar su historia,
Se me nublaron los ojos.
¿Por qué existe tanta escoria?
¿Por qué sentimientos flojos?
Yo la tomé entre mis brazos;
Después la llevé a mi casa
Con mi corazón pedazos,
Yo le dije: esta es tu casa.
Se quedó sin decir nada.
Sólo buscaba morir
En desolada morada
Para nunca más sufrir.
Ella en su lecho de enferma
Mil perdones me pedía;
Ya no trates ese tema,
No lo lleves a porfía.
Ella murió convencida
Que yo la había perdonado
Y con mi alma entristecida
Se la entregué al Dios Amado
Y un Padre Nuestro le rezo
Cada vez que la imagino
Y con rosas me embeleso
Como un fatal peregrino.
MIBECAR

2 comentarios sobre “PLACERES VANOS”

  1. Muy completo el poema, muy triste tambien, me gusto como quedaron con las rimas y la secuencia de los hechos. Entre palabra y palabra se ven muchos sentimientos, soledad, tristeza, resignación, perdon en fin. Muy bien, este lo disfrute leyendo. Un saludo a la distancia.

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