Comienzas, sin darte cuenta,
valorando su hermosura,
pues esta bella verdura es redonda.
La decapitas con cuidado
y sin querer, la piel comienza a perder
y a aparece insinuante ese blanco
de diamente tranparente
que te hace coger los lentes,
o perder la vista al punto.
Tal es la condición de la cebolla,
provocadora de lágrimas y escozores.
Sus deliciosos sabores
requieren de calma y temple.
No es nada gratificante
el que el ojo enrojecido
parezca el de un pavo herido
en gastronómico combate.
Ensalcemos la elocuencia
de poetas que escribieron,
poemas a la Cebolla.
Mi experiencias aquí se apoya
en un lento sucumbir
hasta llegar a morir de escozor incontenible.
Sea pues, nuestra humilde cebolla,
la reina del culebrón,
que para cada ocasión
siempre tiene predispuesta
la lágrima, que encubierta,
se esconde en cualquier cajón.
2 comentarios sobre “Poema “al acto de pelar cebollas””
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Es el primer poema a la cebolla que leo , me ha parecido muy divertido de la forma en que lo relatas. Parece que no existe remedio definitivo para dejar de llorar pelando una cebolla ….y mira que probamos, pero sienpre terminamos a lágrima viva , será por la pena que nos dá el tener que despellejarla.
Un saludo
La cebolla es escarcha cerrada y pobre
escarcha de mis días y de tus noches…
Escribía Miguel Hernández ( y para mi siempre suena con la voz de Joan Manuel Serrat)
Te arrancas tú con un tono más jocoso, digno de la poesía del siglo de oro. Ya Baltazar de Alcazar hablaba de sus gustos culinarios :
Tres cosas me tienen preso de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón y berenjenas con queso.
¡Maravillosa cebolla que nos arranca lágrimas bobas en pos del suculento resultado culinario!
Sucumbamos, sucumbamos o optemos por pelar tomates.