Siempre me he encontrado mal en mitad del Tumulto. Hoy amanecía la esperanza de los hombres políticos, de los jugadores de ruleta, de los perturbados creadores de esperanzas. Elegir a un representante que ejerza su poder y cambie a troche y moche la imagen de tu ciudad. Elegir a quines serán pedestales en medio de un circo de papel y autores de las osadías más perfectas. Me asusta el Tumulto, pero aún más, si cabe…perder la esperanza en beneficio del hombre político. ¿Habremos perdido la ingenuidad? Se me agota el corazón entre agujeros que luego serán parcamientos y tala de árboles, como sila ciudad fuera un teatrillo y se hace urgente un cambio de bambalinas.
Personalmente he pasado por muchas ocasiones de jercer mi derecho al voto. Mi derecho, ahora y siempre…ha sido el presentimiento de ser uno más entre el Tumulto, la papeleta que da rienda suelta a las voluntades de otros, el momento de incertidumbre que acompaña a la mano y abandona la mente. Quizá nos estamos perdiendo entre un enfrentamiento verbal duro y duduso. ¡Tú eres y yo no soy! Con tales ademanes..¿quién vuelve a ller Ángeles y demonios?