Por el amor de una hermana

Recuerdo mi cabeza en tu regazo,
recuerdo tus dedos acariciando mi pelo
no olvidaré nunca mi más dulce recuerdo.
Sigo viva porque tú te quedaste a mi lado.
Pero aquí se separan nuestros caminos
aunque quisiera, seguirte ya no puedo,
tan diferentes son nuestros destinos,
tus ojos, en la oscuridad caminaron recto,
los míos, se cegaron y perdieron.
Pero si algún día te encuentras sangrando
ruego que te acuerdes de mí y digas mi nombre,
yo siempre estaré escuchando.

Lo dejaré todo por correr a tu encuentro,
atravesaré el umbral de tu guarida
para apoyar tu cabeza en mi regazo,
con mis dedos acariciarte el pelo
y como un perro lamer tus heridas.
Porque no hay un ser que haya sido más querido,
te daré el aliento que te falte para vivir,
como un día tú hiciste conmigo.

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Para mi hermana; sólo teníamos seis años, estabamos en el patio del colegio, me dolía tanto la cabeza que no podía ni tan siquiera hablar, ella se quedo conmigo en lugar de ir a jugar con otras niñas, sentada en las escaleras y con mi cabeza en su regazo acariciaba mi pelo. Había tánto amor en ella, que ese recuerdo se ha convertido en un refugio que me da paz, y a la vez me atormenta el hecho de no poder volver a él. Te quiero hermana y creo que no sabes cuánto, si alguien me salvó en mi infancia, fué esa niña.

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