Me estoy arrepintiendo de estas vacaciones. El actual pueblo es tan “fantasma” que me paso el santo día conmtando las “pelusillas” que circulan por la calle principal movidas por el viento. !Menos mal que tuve la feliz ocurrencia de aprovisinarme de comida lo suficiente en mi mochila pues no quiero ni pensar qué hubiese comido!. Sólo he visto lagartos, lagartijas y alguna que otra culebra.
Yo creía que eso que me indicó el charlatán (que viajaba en su carromato vendiendo medicinas “milagrosas”) de que este era un verdadero pueblo “fantasma” sería uno de sus cuentos pero resulta que ha sido verdad.
Cuando me canso de contar “pelusillas” (actividad que, por otro lado, me aburre soberanamente) me dedico a golpear en las puertas de madera para ver si, por algún milagro, hay alguien escondido; pero !nada!, no me contesta nadie.
Ayer me tropecé con un letrero que, al quitarle el polvo, ponía algo así como “For Sale” (1815) y entonces me di cuenta de que estaba en venta desde hacía un “porrón” de años.
Duermo en cualquier camastro que encuentro y, a veces, me columpio en una anciana mecedora que he encontrado bajo un porche. El pueblo se llama “Dessert Plus”.
Intentaré olvidarlo lo más pronto posible.