¿Por qué no podemos, por un momento, sentarnos para sentirnos?. Nadie nos lo puede impedir. Sólo consiste en dejar nosotros de correr para dejar correr nuestros sentimientos. Volvernos conciencia por solo un instante de la eternidad de un minuto y hacer de ese instante una constante donde poder sentirnos presencia y esencia en todo nuestro propio ser. ¿Por qué no?. ¿Por qué no podemos vernos y entrevernos sintiéndonos algo más que una extraña circunstancia y poder así añadir a nuestro ser el primer afijo de nuestro respiro y el último sufijo de nuestro suspiro para convertir nuestro complicado sentir en un simple asentimiento?. Sí. Todo cabe en un por qué…