Para Poder Nosotros Estar 4 ó 5 dias en el bello Paraíso del Roxy A o el Roxy B teníamos que estar esperando largos años… porque sólo nos quedaba, y eso gracias a los grandes esfuerzos económicos de mi madre y gracias a los grandes esfuerzos físicos de mi abuela para el Alcalá o, como mucho el Ibiza y, de muy tarde en tarde el Narváez. Que la vida entonces era una tómbola, como cantaba Marisol, y había que comprar los numeritos de la Diocésana de la Vivienda para ver si, por fin, algún día podíamos cambiarnos de vivienda a otra más moderna y en technicolor. !Era una vedadera pesadez vivir en aquel mundo de colores solamente grises!. Y que conste que el gris es un buen color para aprender muchas cosas de la vida, sobre todo si sabes distinguir todos sus infinitos matices.
El Roxy A y el Roxy B estaban al otro lado y era imposible soñar con ellos. Así que alguna que otra vez pasé yo por delante de sus fachadas, sólo por ver a qué clase arquitectónica pertenecían. Y saqué la conclusión que eran demasiados barroquismos para mí. Así que dejé de soñar con ellos y seguí conformándome con el Alcaá, un poco del Ibiza y, de vez en cuando, un poco también del Narváez. !Pero jamás olvidé “Las noches de Cabiria” el Gran Día en que me hice lo suficientemente capaz de entender el mundo de los mayores del Alcalde Sáinz de Baranda y las historias y cuentos, a veces reales y a veces solo imaginarios, que narraban junto al puente del Tren de Arganda!.