Prefiero tu inferno
Aun palacio lleno
De príncipes nefastos
Que huelen el amor
Pero no saben
De su tacto
Solo lo escriben
Lo describen
Prefiero tu boca
Tu tabaco
A unos labios
Impíos que solo
Pueden provocar mi asco
Aunque mil veces maldiga tu nombre
Cuando nos follamos amamos
Prefiero tus ojos de lobo
Devorando
A los ojos de cristal
Que no ven más allá
De sus propios egos
No estamos enamorados
Eso es para los desquiciados
Nosotros nos penetramos
Hasta llegar al orgasmo más feliz
El de tu mano en mi mano
Mi boca en tu boca
Es amor deseo locura
No sé yo la que le ponga
La etiqueta dichosa
Que sean los demás
Que a mí con lo que
Me das me sobra
Libelle
Totalmente de acuerdo Libelle… sólo que te ha faltado narrar y expresar algo que creo yo muy importante (y que por supuesto es mi manera personal y subjetiva de analizarlo). Eso que, a mi gusto -lo cual no quiere decir que el texto no sea precioso y muy bien logrado-, es el compromiso. Otro día hablaremos, si quieres de eso… aunque hay silencios más importantes que millones de palabras y hay palabras (por ejemplo “compromiso”) más importantes que millones de acciones. Quizás no esté en tu planteamiento vital pero es que lo vital (y tu poema es precioso porque es vital a tu manera) no tiene por qué ser lo mismo para cada persona. Un abrazo cordial y afectuoso. Yo, por ejemplo, prefiero el cielo de mi chavala que el infierno de cualquier otra… pero es mi manera de vivir el único amor de mi vida. Y no la cambio por ninguna otra propuesta del pasado, del presente o del futuro porque en esto del único amor sí que puedo decir “de ese agua no beberé” porque jamás la traicionaré con nadie (aunque a mi ex compañera y ex amiga Mercedes R.R. le sorprendiese tanto que llegó a creer que la estaba mintiendo). Menos mal que Mercedes R.R. (con todos mis respetos hacia ella) no es mi chavala…