Thomas Alba Edison, rodó en su laboratorio un cortometraje que fue uno de los primeros en las listas del cine, se titulaba “El beso” (a pesar de los intransigentes censores de entonces y eso que corría ya el año de 1896 después de Jesucristo). Besar, lo que se dice besar, lo vienen haciendo, a escondidas de los censores, los hombres y mujeres desde que Dios los creó.
La película provocó (!y eso que estábamos ya en 1896 después de Jesucristo repito!) un gran escándalo en las mentes enfermizas e hipócritas de los religiosos de toda especie; a pesar de que era sólo unos pocos segundos de un beso sencillo entre una pareja compuesta por un hombre maduro y una madura mujer tal como Dios los creó.
Nadie se imaginaba, en aquel entonces lleno de hipócritas de doble moral, lo que iba a ocurrir en los más de 100 años de Historia del Cine: los escándalos, los problemas, las buenas películas y otras miles de cosas más. Entre ellas la aparición del famoso “beso a tornillo”.
Si alguien hubiera visto lo que iba a ocurrir en el futuro, puede que se llevara algo más que un susto viendo a las parejes (hombre/mujer) besándose, por ejemplo, en el Jardín de la Bohemia murciana, en el Jardín de Atenas madrileño o en el Garden Park de Nueva York.
Afortunadamente, el futuro siempre nos regala un poco de tiempo para preparar un beso adecuado. Y es que no debemos preocuparnos por lo que puede ocurrir o por lo que puedan decirnos los de las mentes enfermizas; porque, de otra manera, seguiríamos viviendo en aquel pasado… pensando en lo posible, en lo probable, en lo improbable y hasta en lo imposible. Y todo ese tiempo la vida se iría escapando de nuestras manos sin poder dar un beso a tiempo. Y es que el tiempo ni espera ni perdona.
Muchos viven así: se han casado con sus propias preocupaciones. Son incapaces de besar viviendo con ella, con su esposa, y ocupados sólo en cuánto poder y dinero pueden acumular. La muerte les llega más pronto de lo que piensan. Quizás es que no tienen ninguna esperanza en la que depositar su dolor; o puede que su propio orgullo le haga pensar que es una vergüenza besar a su esposa en el Jardín de la Bohemia murciano, en el Jardín de Atenas madrileño o en el Garden Park de Nueva York por ejemplo.
El caso es que muchas personas nacen, viven y mueren más preocupados por el dinero que dar un beso de amor y dejan los besos encerrados en sus cajas de caudales. Aún cuando todo lo demás les vaya bien siempre se sentirán infelices y desgraciados poorque se olvidan del beso que creó Dios. Les va fatal. Siempre encuentran algo por lo que preocuparse menos de dar un beso amoroso hombre/mujer.
Muy diferente es la sensación de los que lo alcanzan y son capaces de besar según ideó nuestro Creador. La misma naturaleza nos lo enseña: ¿Se besa el perro con la perra?. Sí. ¿Se besan los pajaros con las pájaras?. Sí. ¿Se besan los elefantes machos con las elefantas hembras?. Sí. ¿Por qué entonces es pecado que un hombre base a su mujer en un jardín?. ¿Habéis visto alguna vez a una vaca con problemas de personalidad?. Pues eso es el hombre que no desea besar a su mujer. ¿Y a una flor sufriendo de baja autoestima?. Pues eso es lo que pasa con el hombre que no desea besar a su mujer. ¿Habéis visto algún monte tener que ir al psiquiatra porque no sabe cómo son las cosas que ocurren en el mundo?. Pues eso es lo que le ocurre al hombre que nunca besa a su mujer. Y si toda la Creación es besar según la diseñó Dios… ¿por qué es un pecado besarnos nosotros?.