Rebeca.

Una vez los cielos se abrieron, y entonces salió Rebeca, la Diosa a la que hoy pongo nombre y que en realidad se llama poesía.

Salió de entre los escombros caídos, salió mojada por la lluvia incesante, salió como salen los Dioses de entre la luz del atardecer.

Los vientos silbaron al verla, las plumas cayeron flotando y las aves posaron sus alas para escuchar el ritmo de su corazón grabado sobre la tierra.

Y las voces callaron, y las luces anaranjadas dejando ver el confín empaparon a Rebeca.

Los dedos señalaban en su dirección, queriendo decir que en ella querían descansar en eternos amores de soñadores.

El destino pareció comprender y vistieron las aves a Rebeca con alas de papel.

Ella lloró al sentir, lloró al creer que en su suerte algo más había por hacer, algo que embellecería su alma como cristales de tus ojos que tan hermoso todo lo ves.

Rebeca desnudó su arte, desnudó la fragancia que hoy me llega en gotas de tinta robada.

La vi entrar como entran cautelosos los ángeles en el aire. Era ella la verdad de mis ganas de volar.

Y entonces cada noche sueño, cada noche la veo llegar en oros de su pensar.

Gracias Rebeca.

2 comentarios sobre “Rebeca.”

  1. Bonito y profundo sentir de la fragancia que nos da la compañía de aquellos a quienes queremos. Tu Rebeca es onda de lluvia incesante… donde se recogen los momentos del cobijo amoroso y tierno. Felicidades y gracias por la saludable existencia de Rebeca.

  2. !Ternura convertida en pálpito de luz atardecida, en esos momentos en que nos sentimos felices de haber comprendido para qué sirve la presencia humana!. Sueños de la Verdad más grande y existente: la voz llenando de melodía nuestros espacios. Un beso, NASIA. Yo también te doy gracias por tu Rebeca que me rememora lluvia de sentimientos frescos y dulces colgados del aire de la fragancia volátil y angelical.

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