+Supongo que las margaritas no serán suficientes
y lágrimas bastarán para llorarte. No importa, con los años
que pienso dedicarte, creo quedarás satisfecha.+
Todas las flores he agotado, los jardines quedaron desiertos. ¡Qué brutalidad hacerle esto al paisaje!, pero, ¿sabes?, puedes encontrarlas sobre tu tumba amor, sobre ese montoncito de tierra bajo el cual yacen tu cariño y el mío juntos. Era tan cruel la idea, que darme cuenta de tu perfidia no quise, y la deje morir como un mal presagio.Es ahora, la realidad, tan soporífera que siento el declinar de mis fuerzas; ahora que la niebla se ha posado sobre mi palacio de cristal y los relojes capturaron el tiempo en sus cuadrantes, no me quedan en las manos granos de felicidad.
Las flores tan marchitas al panteón adornan ya, pues hoy es cuando para ponerse a llorar, ahora que he guardado tu recuerdo en un ataud y los salmos que he rezado prometen tu imagen disolver. Un epitafio queda para tí, fúnebre poesía que pretendo resucitar de las cenizas del pasado, como los versos a tu persona. De ellos nada queda; ya no me perteneces, ni tu recuerdo, tu memoria, desde hoy te vas y te vuelves una sola con el polvo. Nada queda, ni lamentos, sólo una gastada memoria, y mi eterna despedida: hasta nunca, mi amor.
2 comentarios sobre “Réquiem por un amor”
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Todo réquiem encierra un contenido de renunciación que llega a doler en la memoria. Muy sentido tu texto. Me gustó la honda honestidad de él.
Lo triste de esa renunciación, amigo, es que no sólo duele en la memoria, sino en toda el alma. Saludos.