Rueda la bola…

La bola del mundo gira sobre el eje de las vanas ilusiones. Más de uno y más de una apuestan sus deseos a esa bola que rueda entre las calles madrileñas montada sobre el carrusel deportivo que convierte esta existencia en una especie de premio radiofónico; algo así como si estuviesen esperando que las ondas les traigan un poco de suerte. Y salen, alborozados y alborotadas, a las calles madrileñas en busca de la sorpresa. !Mayúscula sorpresa es este rodar de la bola, con megáfono incluido, por la s calles madrileñas!… pero no existe la suerte… no… rueda la bola como la tómbola. Y es que la vida es una tómbola en la que todos cantan sus números de la suerte. Rueda la bola y toda vana esperanza es el deseo de que les toque la diosa Fortuna. Mas la diosa Fortuna esquiva y dribla como un jugador de campo.

En el campo los labriegos y las labriegas miran al cielo. Quizás llueva o quizás salga el sol, pero la bola rueda por las calles madrileñas entre las ondas de la radiio que se expanden. !Lotería de falsas emociones!. Un periodista entrevistando al mundo y un mundo girando sin parar alrededor de las vacuas sorpresas. Hoy puede ser que ruede la bola cerca de ti mientras el fantasma de José Luis Pecker reparte suerte. Quizás la suerte, que no existe, sea únicamente esa probabilidad que estás tú, lector y lectora, buscando vanamente en esta apuesta, mientres bebes gaseosa casera a la hora del almuerzo. Después… todo es una especie de falsa bienvenida a Míster Marshall: únicamente un sueño. Y la guerra de los valses hacen bailar a más de uno y a más de una alrededor de la bola que rueda sin cesar por las calles madrileña mientras alguien,seguidor de Bécquer, lee, en un balcón, cartas literarias a una mujer. En fefinitiva,todas las leyendas son sólo “souvenirs d’un auteur dramatique”. Solamente recuerdos de un autor dramático. Que esto de rueda la bola es sólo pura fantasía nada más, mientras la gaseosa casera sigue siendo la bebida de la cordialidad o la bebida de la discordia… depende de cómo esté montado el sueño.

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!Rueda la Bola!

Abro mi Diario y empieza el cuento: Por las ondas de la radio, el domingo muy de mañanita, se escuchan las “bolas”. Y dentro del universo aquel de los madriles de los 50… todos están dormidos cuando, de pronto, suena el altavoz del auto: !Rueda la Bola!… !Rueda la Bola!… ¡Rueda la bola!… mientras Sara Montiel, para entretenimiento de los del cachondeo, canta “Fumando espero al hombre que más quiero”(que lo ha repetido por lo menos 5 veces ya)…¿Es la Evolución Humana?. Yo diría que es más la Revolución Inhumana… pero sobre todo esto cada uno tiene sus propias lecturas. Y hay quienes leemos “pulgas” tan entretenidas como “Los animales cocodrilianos” mientras otros leen tochos de poesía simbolista (Verlaine, Rimbaud, etcétera) y muchos ni leen tan siqueira, tan empeñados como están en ser conquistadores de indias o en escuchar a la Ama Rosa…

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