Sé tú mismo… sé tú misma…

Una de las modas de Hollywood que más llama la atención es ese deseo irremediable de muchos por cambiarse su nombre. Hasta los que se consideran más inteligentes lo hacen: Allan Stewart Konigsberg es Woody Allen; Roy Harold Scherer Jr. era Rock Hudson; Margarita Carmen Dolores Cansino era Rita Hayworth; Archibald Alex Leach fue Gary Grant… y uno de los casos más curiosos es el de Sofía Villani, que más tarde fue Sofía Scicolone (su segundo apellido), después Sofía Lazzaro, y al final se hizo llamar Sofía Loren.

Da la impresión de que mucha gente está buscándose a sí misma. Sin saber quién ser, o al menos como llamarse. A veces, gente con mucha menos fama o simplemente desconocidos se sienten tentados a hacer lo mismo. Por ejemplo, en mi infancia había un señor vecino de mi barrio al que todos conocíamos como Pedro Olivos. Era Pedro Olivos siempre. Sólo unos pocos meses antes de morir todos supimos que su verdadero nombre era Marcelino Pérez.

Muchos no se dedican tanto a cambiar de nombre, sino a vivir de otra forma o de otra manera a como son. Incluso hay muchos que llegan al extremo de pensar que su vida, tal como es, tiene poco sentido.

Sé que es difícil de entender para algunos. A veces las circunstancias pueden llegar a ser terribles. Pero no puedo dejar de decirlo nuevamente: la vida es bonita, no tenemos ningún derecho a perderla. No hay razón suficiente para dejar de existir. No intentes hacerlo, no te atormentes por las circunstancias, no te compares con nadie ni te obligues a ser otra persona que no seas tú mismo o tú misma.

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