Hubo un día no muy lejano en el que se cobijaba bajo el influjo de sus palabras. Las sentía cálidas, suaves, deliciosas.
Palabras que nunca en su vida escuchó hasta conocerle a El. Eran armoniosas, fluían del interior de aquel personaje, tímido, extraño, cercano e intrigante a la vez.
El tiempo transcurría, segura se sentía. Estaba resguardada bajo un palio de sabiduría.
Más nada es eterno. Las palabras se esparcieron por el horizonte, perdiendo ella su acogedora y cálida guarida. Un frío intenso le estremeció. Se apagó la luz que iluminaba sus días.
De la noche a la mañana pasó de estrella a agujero negro. En la negrura va buscando una pequeña llama que alumbre su oscuridad…..