Señalado con el dedo y acuso.

¿Habéis visto su altar cuajado de ornamentos? He aquí al hacedor de silencios, a quien condena a sus pastores a la impiedad y los oculta. Luego habla de un inmenso orgullo que no deja espacio para dios en el corazón de los hombres. Es tan grande el dolor que puebla los confines de esta tierra que puede ser una nécdota de navidad, pero es verdad. Roma sigue siendo el centro de un mundo de ornamentos, oro, incieso y mirra para un dios pequeño y que afila sus encíclicas con la voracidad de un tiburón. El hombre ha muerto para el obispo de Roma y su dios…tiene los pies de barro. Me asusta pensar en la inmensa agonía de un Jesús simple, humano y gritando ante la injusticia de su muerte. El siglo XXI ha llenado de idola´ría el púlpito de Roma. Habrá que clavar en sus puertas todas las angustias de una humanidad que reclama su derecho a la justicia. Su corazón es una caja de música que suena en ubn único compás, con una melodía lenta y frágil que le recuerda que su tiempo se agota, y ningún dios no le espera.

3 comentarios sobre “Señalado con el dedo y acuso.”

  1. Los ornamentos, el oro, todas esas riquezas incalculables acumuladas a su alrededor, le (les) han hecho perder algo precioso que uno debería atesorar en su interior: la humildad. Humildad para reconocer que ellos también son simples seres humanos y que, como tales, sólo pueden intentar obrar de forma bienintencionada, que es lo que definitivamente han olvidado.
    Su dios no es el nuestro, no puede serlo…

  2. ¿ Que es la navidad ? sinó la mentira más grande jamás contada , para tener nuestras mentes entretenidas mientras ellos se ufanan de sus riquezas , si de verdad siguieran lo que predican , ” ayudar al mendigo , ayudar al enfermo , a los niños , a los más necesitados ” y un largo etc..de buenas intenciones , si repartieran todo ese oro ,incienso y mirra del que son poseedores , como cambiaría el mundo , pero si ya lo ayudan con sus oraciones , el PAPA está cansado de dar viajes aquí y allá a repartir oraciones , ojo no muchas no sea que se engorden .

  3. No es el Papa mi dios. No es Roma mi fe. No es la mentira mi creencia. La agonía de Jesús es cada vez más sangrienta cuando el Papa abre la boca para comerse la vida de las gentes que le escuchan. Por eso yo jamás escucho al Papa.

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