Desayunar leyendo
Leer en la cama hasta que me entra sueño
Ver llover a chaparrón desde detrás de los cristales
Tener que correr los últimos metros para llegar a casa cuando se inicia una tormenta
Ver cómo empiezan a brotar las hojas de los árboles en primavera
Quitar las fundas protectoras de heladas de las plantas de la terraza
Saborear un té árabe acompañado de un cigarrillo
Acariciar al gato y que ronronee y me lama la mano
Los spaghetti frutti di mare
Restaurar alguna pequeña cosa que se había roto (y que nadie restaura ya por encargo)
Encontrar algún objeto largamente deseado o necesitado en el Rastro
El delfín grandote del salvapantallas del ordenador
Y, sobre todo:
Comer un bocadillo de chorizo acompañado de un vasito de vino
Sin duda, Carlota, los mayores placeres están en las pequeñas cosas y lo has reflejado perfectamente. Enhorabuena!
Comparto contigo ese sentir, Carlota. ¿Qué delicioso placer es por ejemplo leer un brevísimo libro de poemas comiendo un sencillo bocata de sardinas?. Y muchas muchas muchas cosas tan sencillas como acariciar la concha de un caracol. Jejeje…
Amiga veo que tenemos alguna coincidencias en cuanto a los gustos, a mi también me pasa igual con la lectura, en cuanto a lo de restaurar, de eso me encargo yo en casa, y tengo que decirte que soy muy meticuloso en el orden y en el buen funcionamiento de todo lo que me rodea, por ejemplo no tolero que un grifo gotee, mi mujer en este especto esta muy contenta conmigo y me llama el manitas que todo lo arregla, aunque creo que no es para tanto, un abrazo y sigue con tus placeres jajajaj, Josan