Besar ávidamente la boca del enamorado o de la enamorada o abrazarse/abrasarse en una estrecha demostración de apasionamiento, es un acto demostrativo de que siempre hay algo de locura en el amor. Deshinibidos de fríos complejos de culpabilidad, el hombre y la mujer dan rienda suelta a sus calientes emociones en un acto de locura sentimental. Siempre hay algo de locura al escribir versos ardientes o regalar una flor de encendidos colores. Y decir “te amo” así, a quemarropa, sin importarnos otra cosa más que el ser amado sepa lo que sentimos por éel o por ella, con todo el corazón por delante, es un excelso acto que tiene mucho de valentía loca en su interpretación. Por eso llevaba razón Nietzsche cuando decía “siempre hay algo de locura en el amor y algo de razón en la locura”.