Siendo personas

Buienas tardes, compañeros:

Todos sabemos que amor significa tener afecto hacia alguien con la finalidad de buscar su bien; un sentimiento de atracción hacia alguien por el cual nos esforzamos en hacerle la vida mmás agradable en todos los sentidos y sin ninguna recompensa a cambio. Y también sabemos que el prójimo es una persona distinta a nosotros; ¿cómo podemos amarlo, cómo sentir por él o por ella un deseo de felicidad si es diferente a nosotros?.

El escritor norteamericano Walt Whitman dijo, unos años antes de morir: “Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán… me basta con saber que es un ser humano”-. Partiendo de este supuesto, el prójimo es una verdadera ave a quien hay que ayudarle a volar. Él o ella merece que le sonriemos y le animemos a mejorar. Al prójimo hay que escucharle, con el prójimo es necesario compartir palabras de aliento y hacia el prójimo hay que tener siempre un corazón abierto demostrándole que le queremos de verdad. Eso es amar.

Un escritor, éste de nacionalidad francesa y llemado Denis Diderot, dijo: El hombre más feliz es el que hace la felicidad del mayor número de sus semejantes” y debemos pensar por el prójimo aun siendo distinto a nosotros, es también un semejante que pertenece a la única y misma raza humana.

Según el Evangelio de Mateo, el mandamiento más importante para ujn cristiano es: “Ama al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y ante toda tu muerte”; pero también Mateo explica a renglón seguido que hay un segundo mandamiento, parecido al primero, que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo¨.

Uno de los principios esenciales de la felicidad es amarse a sí mismo, quererse con tanta intensidad que somos felices por ser lo que somos. Pues bien, amar al prójimo como a ti mismo es amarle con la misma inten sidad.

Cuando Jesús se despidió de sus discípulos les dijo: “Un nuevo mandamiento os doy, que se amen los unos a los otros como yo los amo a todos ustedes.

En la carts que Pablo escribe a los romanos, párrafo 13.8, el apóstol les aconseja que no tengan deuda con nadie, a parte de la deuda de amor que debe tener para con los otros; pues el que ama a su pr´jima a su pr´jimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.

Sentir amor por los demás, como indica 1a. de Corintios, es saber tener preguntas y respuestas para con él oella, es ser bondadoso con él o con ella, es no tenerle envidia ni a él ni a ella, ni orgullo contra él o contra ella, ni groserías, ni egoísmos para con él o ella; es no enojarse ni guardar rencor y también es n o alegrarse de las injusticias que se cometen con el prójimo. tener amor al prójimo es sufrir con él o ella, reír con él o ella, creer en su verdad, soportar sus defectos… y sobre todo velar en todo momento por su necesidad.

En otra Carta de Pablo (esta vez a los Gálatas), también señala el amor al prójimo como a uno mismo y les advierte que tengan cuidado de tratar con los demás.

También Santiago señalaba que si eres persona con discriminaciones hacia otros, estás en pecado y eres culpable ante Dios.

Muchas veces puede ser difícil o casi imposible amar a ciertas personas pero tal vez hay que considerar que amar al prójimo es vivir bajo la luz de la Libertad y no hacerlo es vivir en la oscuridad quedando ciego por los caminos de la vida.

Si dios ama a todos, también nosotros debemos amar a los demás pewro dejando que dios viva en nosotros. La prueba de que eso es verdad es sólo cierta cuando amamos al prójimo sin ningún interés. Si alguno de vosotros decís “Amo a Dio” y al mismo tiempo tenéis odio al prójimo es un mentiroso pero ¿quien puede amar a Dios al cual no se ve y odiar al prójimo que si lo puede v er?. Si no amamos lo que vemos difícilmente podemos amar lo que no vemos.

Nosotros somos jóvenes como cualquier otro joven del mundo, con ganas de vivir, con ganas de ser felices, con esperanzas más o menos bien construídas. Tenemos esepranza de ver el mundo cambiar porque vemos un mundo don de puede más el odio y la discriminación a los demás; un mundo lleno de egoísmo,. indiferencia, violación, corrupción… pero no tenemos la esperanza juvenil del cambio hacia un mundo nuevo necesario para bajarnos de ese carro y expresar otrso sentimientos opuestos, declarad la libertad, la capacidad de amr a los demás porque sí, simplement eporque sí, y vivir a la vez para consturír un mundo sin odio, sin guerras, sin maldad, sin injusticia social…

Decía Richard Moss que el mejor regalo que podemos darle a otro ser humano es nuestra atenc`´on íntegra. Y os recuerdo que ser íntegro quiere decir ser sano, completo, positivo. es en este sentido necesario saber que sólo aprendemos realmente a amar cuando compartimos la vida con alguien.

Recordad siempre que cuando nos llega nuestro dolor, difícilmente podemos superarlo si no tenemos al lado a un amigo, a una amiga, a hombres y mujeres que se decidan a ayudarnos para ser también nosotros hombres y mujeres de verdad. Ese es el amor del que estoy hablando: el amor al prójimo sin ninguna clase de prejuicios ni discriminaciones. Como señaló Thomas Fuller: “es amigo aquel que me socorre y no el que se limita a compadecerme”. Amar al prójimo es preguntarle cómo está y esperar su contestación sin darle la espalda.

Pensad que en esta vida no hay nada más grande ni más bello que la de ser un hombre o una mujer capaz de hacer feliz a los demás. Quien no siente amor a los demás ignora la mitad más hermosa de su vida. La que le hace en realidad ser persona.

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