Los vi llegar cargados de bultos, de maletas, de paquetes. Sonreían, como si sus dientes mostraran lo novedoso del cambio. Confiaban en quela desesperanza fuera menor, Aquí, en el barrio, todos comenzábamos a formar parte de una ensalada multiracial. Pasaron dos meses y volví a verlos: no sonreían. El cansancio formaba parte del precio de la esperanza. Quizá es tan inevitable como nuestras propias emociones rotas.
2 comentarios sobre “Sonrisas relativas”
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quizás inevitable…, quizás no tanto si desde donde corresponde, las medidas fuesen otras…, a veces me gustaría que por momentos la vida se convirtiese en un juego de inversión de roles, donde los que mandan sientiesen el cansancio como precio de la esperanza…las cosas serían diferentes…
Me parece que has descrito muy bien un tema fundamental, me parece fantástico que nos acerquemos, también el líneas a nuestras realidades de cada día…
un abrazo
Yo he vivido ese cansancio tan cerca tan cerca que lo he llevado dentro de mí… por eso te lo comprendo y te lo respeto. !El texto es excelente!.