Sísifo carga con su pesada piedra mientras modela el camino por donde pasa. Un incensante juego de carga y descarga convierte este mito en la clave para entender el dolor humano, la bárbara actitud de la constancia frente a la necesidad de una clara apertura al mundo. Sísifo camina errante por nuestras montañas, por los valles, por el paisaje vasco presintiendo que su pesada deberá seguir en estos lares su vertiginosa constancia. Planes para demostrar la voluntad de unos frente a otros. Supuestas convenciones y pactos. La inmensidad de una roca que nunca alzarán las palabras coherentes, sino los actos coherentes, la verdad convertida en justo derecho de todos a todo.