¡Sierra la ventana niña, no vaya sé que penetren las mardades del mundo y perescamos en mitá el entorno! ¡Ay divinidá, que me dise la dostora que me tomo una porsión desproporsioná de sorníferos, vaya, que me puedo morir sin quitarme las medias o con la bragas puestas….! Luego le recrimino de buena manera, porque a mi no me convense de que la vida que yevo es inadecuá o poco clara. ¡Niña…¿es que no te has quitao esta mañana el mopa tres ese que te cuergas de las orejas? Si no hay mas que que verla para adivinar que tiene menos futuro que una caja de siruelas en la seguridá sosial…¡Ay, en mala hora tuviste que salir del capricho de tu padre, que el pobre, hasta te puso feo el nombre, y por más que le indicó el párroco que Pizza, no era nombre adecuao ni para un perro canichi, meno para una niña que pesaba lo menos sinco kilos cuando se le cayó en la pila del bautizo…¡Que es de eso que estás tan sorda hija mía!