Apago la luz de la mesilla y comienzo a soñar,
a veces los sueños vienen ennegrecidos y tristes,
me saludan en la noche y me cuentan sus penas,
son sentimientos que aman la vida en su plenitud,
por eso la sienten como ahogada y la echan en falta.
Hay veces que perciben su intrinseca soledad fatal,
y me ruegan encarecidamente que les acompañe,
entonces nos juntamos y nos damos compañia,
somos como un matrimonio de la tercera edad,
nos conocemos bién y nos toleramos mutuamente.
En ocasiones se sienten perdidos sólos en el olvido,
es entonces cuando vienen conformados en pesadilla,
seguramente para que no deje de recordarles nunca,
se meten dentro de mí y me insuflan su espíritualidad,
el pensamiento en ocasiones es taimado y placentero.
Lo mejor es tener un atrapasueños en la cabecera,
coger solamente los que quiera y soltar los demás,
esconderlos en lo más profundo de la noche oscura
vivir en paz esta vida que es un insondable sueño,
pues soñando vivimos y viviendo soñamos que soñamos.
Enciende la luz y empieza a soñar que ya es tiempo de sueños…..
Bonito poema lleno de optimista visualización del sueño. Es mejor lo que dices: elegir aquello que nos alegra el alma y retirar lo que nos entristece. Caminar siempre con la luz encendida de nuestro corazón y no detener el camino ante las oscuridades de lo negativo. Adelante, compañero de sueños… alúmbrate siempre con el atrapasueños de tu cabecera.
Los sueños son algo muy curioso y a mí me parece que pueden ser de muchos tipos diferentes. Algunos tristes, otros alegres, reveladores de alguna solución a un problema (a mí me ha pasado al menos un par de veces), simbólicos algunos como mensajes para el subconsciente, otros claros como el agua.
Me dijeron que lo importante es la sensación que producen a la hora de interpretarlos.
¿Dónde has adquirido tu atrapasueños?
Un abrazo, kiowa.