A ti hay que vivirte sin complicaciones
A quien le venga bien vivir sin ataduras
Y no le importe si las promesas no se cumplen
Sin pretender abrazar algo más que la locura
A ti hay que quererte tal como vienes
A quien le gusten las emociones fuertes
Y no le importe llevar una danza de apariencias
Sin esperar obtener algo más que los placeres
A ti hay que comprenderte y no juzgarte
A quien no tema dejar el alma en el proceso
Y no le importe no aferrarse a los recuerdos
Sin olvidar que no hay romance que sea eterno
A ti…
Hay que reconocerte la franqueza
No hay engaños ni mentiras que increpar
Sencillamente, eres así, superficial
En lo superficial siempre anida la sencilla orquestación de aceptar a la persona tal como es. Es al ahondar cuando introducimos complicadas precisiones pero siempre necesarias. Superficial es igual a natural pero imperfecto y amar así presupone una acpetación sin juicio crítico ni análisis. Quizás la primera pureza del amor sea la primera superficialidad que tiene.
Diesel, gracias por tu breve y acertado análisis, siempre el primer paso del amor es ver la superficie, y poco a poco se va profundizando, si así se dan las cosas… fíjate que cambiaré el verbo “increpar” por “analizar”, le cuadra mejor.
Besos… 😉