Mi pequeña gota de silencio…
Tú, que estás siempre paseando
un misterio de lejanos pensamientos…
Tú, que abrazas el sueño de la noche
convirtiendo las horas en clavel…
Tú, que cuelgas el verbo de la vida
en el balcón de los nidos del sarmiento…
Tú…
Tú… que eres superficie de pleamar
enhebrada en el trébol de mi existencia.
Tú… que eres horizonte imaginado
en el sueño anaranjado de mis crepúsculos.
Tú… que ya no eres límite…
Tú…