Fue una tarde insulsa,
vacía, sin miradas de deseo,
sin alegría, sin piel;
carente de todo lo que dos personas,
ávidas de domingos luminosos necesitan.
Un desganado adiós,
fue la despedida.
Un comentario sobre “Tarde insulsa”
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Lo entiendo Canci. A veces, algunas veces, no somos culpables por ello. A veces es mejor una rápida despedida que un continuo aburrirse para decirse, mucho más tarde, adiós. Comprendo lo intenso de este breve texto porque lo he llegado a vivir. Es mejor la despedida rápida antes que el desengaño lento. Quizás sea eso lo que has querido comunicar o quizás sea eso lo que yo interpreto… pero me vale tal como te lo expreso…