Tardes en Blanco y Negor

Todavía camino de noche soñando tanto, aun poseo mi torpeza de creer y mi inutilidad de la esperanza, y me vienen las figuras de los garabatos de la libreta a rayas, con relatos inelegantes que tratan de contarte lo que veo y como en cada uno aparece desapercibido un recuerdo acerca de ti. Cuando lo peor ha pasado y uno se toma el tiempo para encender un cigarrillo a escondidas, cuando la madrugada nos alcanza con alguna melodía de esa que te hace miserable y la quinta de la guitara se ha roto; cuando la lluvia, las carreteras, los trenes, el poker, las películas y las cartas ya no tienen nada que ofrecer.

Cuando los retratos nos decepcionan y nos quedan los bares y lo único que nos sobra es la memoria, cuando hablarte al móvil y tomar el café a solas, con la barba semirasurada y el pelo enmarañado, no suturan estas heridas del alma todavía fantaseo, con un golpe de suerte, y mirarte cruzar la calle o en algún parque aprovechando el tiempo; y cuando las noches vienen malas y amenazan tormentas y los dioses se ponen intratables me mantengo despierto evitando caer en el enamoramiento de la tarde, cuando se me ha quedado viendo alguna mujer.

Después tuve ganas de salir a contarle al mundo de mi tristeza. Me arrepentí.
Porque a pesar de todo no se me da quejarme, por que aunque fume a escondidas todavía quedan cigarrillos por encender, y canciones que son mas tristes que las de aquella madrugada, y primeras y cuartas cuerdas q seguirán sonando, y muchas lluvias que alguna vez mejoraran, y carreteras que me lleven lejos de lo que siento, y trenes que me despierten por la noche para seguir escribiendo, y cartas bajo la mesa que ganen sin dificultades, películas que me acompañan mientras dura el olvido, y pruebas de que estuviste con migo en forma de papel, y nuevos retratos para seguir arrepintiéndome y bares que cierran hasta tarde para curar mis tristezas; además un puñado de emociones de mierda que me tienen dejarme que os lo cuente, orgulloso como un viejo que recuerda.
Pero ahora, en lugar de proponer conversaciones a bocina, o de imaginar coincidencias a tu lado, o de permitirme seducir por desconocías. Escribo en tecnicolor para vengarme de tantas tardes de café a solas, de tantos hombres de cabello enmarañado, de tantas mujeres q se van idiotas de preparatoria que se echan en el pasto, de tantas bocas adorables que nunca fueron mías, que nunca serán mías,
Y de cuando en cuando, una chica en la calle coquetea conmigo aprovechando un despiste de su novio, ese idiota de preparatoria que se echa en el pasto.
Afuera estaba lloviendo y habia echo un frio inmenso y me habia alcanzado una soledad para morirse. Y yo no sabía cómo decir que desde hace mucho que no escribía de esta forma, hace mucho que no te recordaba de esta manera, q durante estos días que perduraran para siempre he sido… insultantemente feliz.

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