Tío Benito se las da de héroe en su pequeña y perdida aldea de la Ciudad de Cuenca (aldea de cuyo nombre, como dijo muy bien Cervantes, no deseo por ahora acordarme). Bueno. El caso es que Tío Benito es un “galancete” que se las da de “donjuan” y dice a todo quien encuentra a su paso “yo he picado muy alto”, con su boina de pitorro que aprece una aceituna encasquetada en su ccabeza calva.
Tío Benito sueña con grandeza y oro. Trabaja de hortelano pero vive pensando en conquistar el mundo. Es de esos hombres que sueñan con el mundo, con el sorprendente mundo de la vida humana.
Tío Benito no ha salido ni ha hecho grandes viaje, salvo a algunos pueblictos de Valencia y Castellón. A trabajar en fábricas de zapatos para convertirse un día el El Gato con Botas. Porque Tío Benito sabe mucho de Walt Disney y las fantasías.
pero sucede que Tío Benito no tiene capacidad mental suficiente para saber lo que es Walt Disney, El Pato Donald, Alicia en el País de las Maravillas y cosas del Quijote. Él sólo sabe, y lo dice a todo quien encuentra a su paso, que Distefano es un gran jugador que cuendo juega brinca sobre la pelota antes de meter gol. Sorprendente deducción que quienes conocen de verdad cómo juega Distéfano (el del Real Madrid) jamás hace eso.
Pero a Tió Benito le gusta mucho empinar el codo en las tabernas de Cuenca y conocer mujeres “de la vida” porque quiere conocer el mundo a través de ellas. Tanto le gustan las mujeres “de la vida” que hasta se casó con una de ellas; sin darse cuenta que las mujeres “de la vida” lo único que saben de la vida es sacar los cuartos a quienes caen en sus redes.
Pero Tío Benito es así. En su total ignorancia se convierte pronto en agresivo, amenaza a los demás sencillos hortelanos de la aldea con cortales la cabeza con el azadón… y de pronto se pone a jugar con sus amigos a comerse cucarachas vivas y a beber vino usando abarcas como vaso. Por eso sufre tanto de dolores de estómago y por eso toma continuamente bicarbonato sódico para aliviar sus dolores.
Y el caso es que Tío Benito terminó sus labores profesionales haciendo de barrendero por las calles de Cuenca y tratando con las mujeres “de la vida”. Las única que, en realidad, cree que liga.
Cómo se dió cuenta, un día en que la Luz le entro por los ojos. La Luz de Cuenca que vive con su humilde familia cerca de los alcaldes… entonces descubrío que tenía que romar las de Villadiego. Y como tenía que dejar un recuerdo imborrable en su pequella aldea conquense agredió brutalmente y físicamente a su propia hermana y se marcho a vivir a su apetitoso Paraíso de Torrevieja (en la ciudad de Alicante).
Y así fue la historia que cuentan en Cuenca de Tío Benito mientras el Testamento queda colgado del aire porque él, albacea del mismo, no desea decir la verdad. ¿Y qué es el Testamento del cual Tío Benito es el albacea?. Una ya vieja historia de avaricias y codicias que envenenan el alma humana. Por eso el apetitoso Paraíso de Torrevieja se le ha convetido ahora (porque el mundo men “ansí” como dicen las gentes sencillas que no pudieron estudiar porque se lo impidieron ciertas fuezas gravitatorias de este sorprendente mundo), se le ha convertido, insisto, en un verdadero Infierno.