Tragos

Hécate.- Elijo el murmullo sobre el sonido suave,
y callar sentido sobre el latir desbocado.
Mi mirada ausente sólo es fruto de la Noche,
como mi nombre y mi alma es el destino, tan final
como el incio de cualquier aurora.

Kronos.- Negre Hécate, hacer sucumbir el sueño,
desbordas la esperanza, y te aferrasa mi garganta con
tus finas manos. Me limitas con tu presencia y ensombreces
el instente inicial en el que un beso parece robado,
o un deseo es el único sueño de cualquier caminante.

Hécate.- Es ilusorio nacer tanto como morir. Nada me llevo,
nada imploro antes de que tú, Kronos, dejes de servir
a la esperanza ciega de los humanos.
Mi tarea es sencilla. MI mano idestra. Mi sin razón
es la desesperanza, opuesta a tu opulencia de
inmortalidad fingida.

Kronos.- Soy tan limitado como el sueño. ¿No admiras mi
ignorancia? En ella cobro la severedidad para el sabio y
el irónico juego de la inmortal para el joven.
Sin ti, sería tan eterno como el mismo cielo,
y vagaría tras la desesperanzade un cansancio imposible.

Hécate.- Seamos pues complemento. Tú las horas y yo el día.

Un comentario sobre “Tragos”

  1. Hay mucha influencia teatral en tus escritos. En este caso del teatro más clásico.

    Interesante diálogo en el que se confabulan el tiempo y la destrucción con fines muy oscuros.

    Bella la idea del tiempo como inmortalidad fingidad.

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