Un día, en una escena. Apoyada en una pantalla.
Fragmento de una película, era negra, pero quería ser blanca.
Era una escena. Sobre una acera un hombre.
Aquel hombre tenía una…, no tenía piernas.
Sus piernas no estaban, y subido a una tabla se desplazaba.
Cerca estaba de una plaza.
Con las manos se daba impulsos torpes y toscos.
Las ruedecillas de su tabla, eran pequeñas.
Su rostro estaba en un trauma, en un dolor.
Pero… ¡Ya me apañaré!
De pronto, súbitamente .En frío.
Unos chiquillos, de los que no van a la escuela.
El hombre sin piernas es burlado, los chiquillos se ríen, se burlan.
El hombre se enfada y los niños ríen, le arrebatan la tabla.
Se la llevan para jugar. Jugar con la tabla.
La tabla no les pertenece, pero ellos ríen y juegan. ¡Que divertido!
El hombre queda tirado sobre la calle… A merced de arrastrarse.
Ahora lo han hecho Reptil, barba de tres días, cara de pocos amigos.
Como siempre su cara de rechazo. Amargura en lugar de sonrisa.
Dientes sucios de un señor arrastrándose.
Como sucia la actitud de los chiquillos.
Mientras tanto los chiquillos siguen jugando. ¡Que divertido!
Risas saliendo entre dientes.
Niños jugando a humillar. Carcajadas que se ahogan en risas.
Es posible que el juego se llame: “Vamos a quitarle la tabla”
Pero… ¡Ya me apañaré!
En la vida real, en la real vida, de cada día, estas cosas pasan.
En la vida real: “Correo comercial, ¿Me puede abrir?”
Estas cosas pasan de otra manera, pasan en otro contexto, en otros lugares.
Con mecanismos diferentes, con otras palabras y actos.
“¡El siguiente!”
Estas cosas siguen pasando, con disimulo, con diplomacia y sutileza…
Pero siguen pasando.
Pasan de una manera… Insospechadamente, sutilmente.
Hasta que de alguna parte interior, algo o alguien diga: ¡Corten! ¡Se acabó!
O bien…
Pero… ¡Ya me apañaré!
cuentas cosas tristes de una manera muy linda. se pueden contar cosas bellas de una manera desagradable…? sólo es un pensamiento…