He prendido tu nombre
en una cascada de sueños,
en el agua, el barro,
el aire y las palabras.
He prendido tu nombre
en la esquina del deseo,
en un mar fiero
de marejadas y espumas.
He prendido tu nombre
en los reflejos de lágrimas derramadas,
calma salina, serena y clara.
Llevaba prendido tu nombre y,
la ausencia me lo arrebató.
¡Excelente, Wersi! ¡Es un magnÍfíco poema con grandes dosis de emotividad y sentimiento nato de poetisa! El final es FORMIDABLE. Luego comento más.
Bien, Wersi. Muy bueno ese comienzo de los sueños concentrados en una cascada de naturaleza y Palabra. Jugar con los nombres en las esquinas de los deseos es precisamente amar en silencio a quien se ama con sílabas compuestas. No importa derramar alguna que otra lágrima en el Camino. Eso siempre sirve para alcanzar lo claro y lo sereno de los sentimientos. Lo siento mucho por quienes hacen llorar porque son tan ignorantes que eso precisamente hace que aprendamos a amar mucho mejor. Sigue diciendo que los dos versos finales (“Llevaba prendido tu nombre y la ausencia me lo arrebató”) son geniales. Un beso amistoso, Wersi.
En la esquina de cualquier deseo puro siempre podemos encontrar una llama que nos alumbra en la búsqueda, una luz que nos ilumina de repente, una voz que nos anima a seguir soñando, una conquista sin derrota.