Sufro de un profundo desasosiego: soy un pesimista. En esto de enredar por los sutiles mundos virtuales he descubierto un escalofriante espacio dedicado a cambiar tu vida, tu espacio, tu mundo, tu miedo…simplemente “despertando una mañana”. Clara está que, para un pesimista, la teoría tiende a ser extrañamente una posibilidad. El otoño nos engaña. Como pudiera escribir Only…El otóño es una estación umbrófila. Ese juego poético de colores, de cautivadoras hojas que caen, de desnudeces arbóreas y visitas a los cementerios más bellos, no nos señala la verdad: el rojo inicia la muerte de una hoja. Cerca de mi, alguien que lee de reojo este escrito…me llama “cínico”. ¿Qué puedo hacer? La opinión que los demás forman de uno es importante. No habríamos podido dejar de ser monos sin jugar a esta realidad. Ahora me da…como “corte” (espero que este término nose traduzca por nada extraño en otros paises) y ¿qué puedo temer si soy pesimista y no creo en los milagros?.
5 comentarios sobre “Un cierto sabor a otoño”
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Puedes temer a tu propio miedo, a lo imprevisible que te saque de una cómoda rutina, al otoño con su carga de añoranzas de tiempos idos…
La opinión que se formen de nosotros no tiene importancia, aunque a todos nos halague contar con la aprobación de los que nos rodean. Lo que importa es aplicar los criterios propios, sabiendo que estos están dentro de lo “legal”. Y a discernir qué es lo legal hemos aprendido de muy niños.
Un saludo.
Greko,
Más que “cínico”, yo diría “sofista”.
Te veo preocupado por extrañas realidades espacio-temporales.
Cierto que espacio y tiempo son relativos, como bien diría Einstein, pero dejarnos embargar por el miedo a despertar una mañana en otra realidad es falso. Despierta uno, aqui y ahora, en una realidad bastante tangible, asumible, veraz. Si es “poética, cautivadora, bella” o presagia “muerte”, todo esto depende de “nosotros”, del “yo” que “mira, observa, piensa, nombra, concibe, siente” esa realidad de esta manera.
El otoño no engaña, más bien nos engañamos nosotros, al despertar una mañana diciendo que “el otoño nos engaña”
Aunque es ciertamente cautivador dejarse llevar por ese pensamiento, yo prefiero, si he de pensar en otros mundos, dejarme llevar por el encanto de pensar que al otro lado del mundo, no más que 10000 km es “primavera”.
“Hay otros mundos, pero están aqui” como diría Paul Eluard.
Saludos:
Un comentario preciso y profundo. Mi preocupación es crónica, por aquello de que la realidad es “una” y comparto sus latidos. Más de una vez la física me ha resituado en esta tierra, porque pluridimensiono arquitecturas y creo en la teoría de los mundos paralelos. Es evidente que inventamos muchas sensaciones cuando les dimos nombre. Un saludo y muchas gracias.
Cautivador dejarse llevar por la idea de la relatividad espacio-temporal.
Imaginar mundos posibles es una idea tentadora, bella en algunos casos y aterradora en otros.
Aqui y ahora, dos adverbios que me bajan a la tierra o me sirven de tabla de naúfrago de tanto en tanto.
Eso si, no me pribo de seguir imaginando.
Un saludo y gracias a ti.
Es decir, no me ‘privo’ de seguir imaginando. 😉