Hacía tiempo ya que había adquirido la costumbre de tomar el café sin azúcar, no por un tema de cuidar la figura, simplemente porque le sabía mas intenso a su gusto. Además, la pureza del café no se conservaba al agregarle otras sustancias.
Le agradaba utilizar un pocillo grande, en lo posible de color oscuro. Pero el contenido solo rozaba, apenas, la mitad de la taza.
Un comentario sobre “Un gusto”
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La otra mitad siempre la completamos con el sueño… Celeste… con el sueño de la intensidad. Yo soy muy cafetero y es verdad que un café tomado con la costumbre de reflexionar sobre sus contenidos nos acerca a la observación de las naturalezas.