Es muy importante, a la hora de calificar la naturaleza de Sade, conocer la clase de vida infantil y juvenil que le tocó sufrir y experimentar en primera persona y que influyó poderosamente en su psiquis. Nació el 2 de junio de 1740, en el seno de una familia de la alta nobleza (un padre conde y una madre de la Casa de los Condé, rama colateral de los Borbones) y vivió de niño en el Palacio de París, rodeado y lleno de mimos y caprichos exagerados que le perjudicaron mucho en la formación de su carácter (sobre todo por las malas influencias del conde de Charolais que era un pervertido y maníaco sexual). A los 10 años de edad fue trasladado al Castillo de Saumur (en el Maine et Loire) aislado, sombrío y lleno de mazmorras; lo cual produjo otro fuerte impacto en su mente todavía infantil y un porfundo desequilibrio emocional.
Bajo un total libertinaje comenzó su formación cultural leyendo muchos libros de adultos y en un ambiente intelectual demasiado elevado, lo que produjo otras fuertes alteraciones en su desarrollo. Fue por eso inmediatamente internado en el Colegio de los Jesuitas de París, donde se aficionó mucho al teatro, pero donde conoció en propia carne, para mayor tormento de su cerebro, los feroces castigos en base a latigazos y donde fue sometido a la sodomía. Pasó luego al Castillo de Langevielle (con Madame Raimond y un numeroso grupo de encantadoras damitas que juguetearon indolentemente con sus emociones). Allí conoció sus primeros arrebatos amorosos y tuvo desviaciones sexuales; razones por las que, cuando volvió a París, estaba lleno de vicios y corrupciones.
A los 14 años de edad le hicieron ingresar en el ejército y participó activa y valerosamente en la primera guerra contra Prusia y, desde 1756 a 1763, participó también en la Guerra de los Siete Años (que enfrentó a Gran Bretaña y Prusia contra franceses, austríacos y demás aliados). Todo este período que vivió como soldado estuvo lleno de vida desordenada, en parte depravada y viciosa, por lo que su padre le obligó a casarse con Renée Pelepine (hija del presidente de la comunidad de Montreuil -al este de París- que era muy poco agraciada físicamente pero que tenía mucho dinero). Y con todo este dinero siguió su existencia llena de libertinajes.
Convertido ya en el Marqués Libertino, residió nuevamente en París y en el Palacio de Montreuil, donde tuvo numerosas aventuras escabrosas y masoquistas con una jovencita. Al parecer se produjeron actos sexuales de carácter gravemente sacrílego y fue denunciado por la joven a las autoridades judiciales. Pasó, por ello, 15 días recluído en la prisión del Castillo de Vincennes.
Mientras tanto, en el ámbito de lo teatral, Sade comenzó a desarrollar gran capacidad como autor y como actor; pero otra dama prostituta le envolvió en un nuevo asunto escabroso del cual se salvó por influencia de amigos y familiares. Regresó después a la Corte con Madame de Beauvorin (en la época en que el escritor Pierre de Beaumarchais sacudía a la alta sociedad francesa con fuertes e ingeniosas críticas). Y surge otro gran escándalo cuando atormenta y tortura sádicamente a una jovencita de Aubervilliers. Es entonces cuando toma mayor fuerza su ya inevitable leyenda de Genio del Mal (aunque en cierto modo sólo está haciendo público lo que todos los de su clase social hacían en privado).
Aparece después en Marsella (a donde se ha ido para escapar de la mala fama que tiene en París) pero entonces estalla otro mayúsculo y monumental escándalo: con la ayuda de su criado Latouer somete a crueldades sadomasoquistas a un grupo de prostitutas (latigazos, cortes de piel, sodomías y acusación de intento de envenamiento por obligarlas a ingerir anís con cantaridina -estupefacciente extraído de la cantárida-`para excitarlas sexualmente). Este gran escándalo desata la persecución contra Sade por parte de todos los jueces y tiene que sufrir un largo proceso (del cual queda milagrosamente absuelto pero ya nunca dejará de perseguírsele).
Como la vida en Francia es ya insoportable para él por la persecución de las autoridades (de ahí nace su eterno odio a los jueces) huye a Italia (donde se dice que llegó a tener un encuentro personal con el célebre Casanova) y continúa con sus libertinajes cada vez con mayor desenfreno. Vuelve a ser encarcelado. Sale otra vez absuelto con ayuda de familiares y amigos… pero inevitablemente su destino es el presidio y vuelve a ser encarcelado por un cierto período de tiempo en un presidio de Venecia.
Vuelve a salir de la cárcel y entre 1778 y 1785 (cuando el prestigio de la Corona francesa ya está por los suelos) vive en Vincennes (con muy poco dinero porque ha quedado arruinado) y entonces comienza a publicar sus obras literarias para alimentar a su esposa y dos hijos. Es entonces cuando sale a la luz “Las ciento veinte jornadas de Sodoma” que desata tal escándalo que termina Sade por ser recluido, por primera vez, en el manicomio de Charendon. !Nuevos choques sicológicos que le producen patologías!.
En aquellos momentos, ante una sociedad en liquidación, alcanzan la fama autores de segunda fila como Nicolás Restif (agudo observador de la sociedad prerrevolucionaria en “El corazón humano al descubierto”) que es un corrompido que ama sin embargo la virtud pero que termina enemistado con todos; Jacques Cazette (con la literatura “marginada” de su “Diablo enamorado”) y el conde Honoré de Mirabeau (que no hay que confundir co el marqués Víctor de Mirabeau que es otro escritor de mucha mayor categoría). Sin embargo, el autor que está de moda es Beaumarchais, quien satiriza entonces a Luis XV, Madame du Berry y María Antonieta, y cuya obra “Las bodas de Fígaro” sufre graves censuras (algunos dicen que el estreno teatral de esta obra fue “la primera chispa de la Revolución Francesa”).
Sale entonces al público un libro lleno de perversión sexual (“Las relaciones peligrosas” de Chordelos de Laclos) que es considerada por los críticos de la época como una verdadera apología de la inmoralidad. La novela de Laclos es una obra maestra pero de psicología corrosiva y dura, de gran libertinaje y consagrada al mal a través de una crueldad desconocida hasta entonces. Después de ello ya no faltaba sino atacar directamente a la carne, armarse de puntiagudos cuchillos y mezclar gotas de sangre con los torrentes del placer. Tal fue la obra del Marqués de Sade según dicen analistas literarios como Henri Clouard. Pero… despúés de todo… ¿no se debía a que un determinado sector de la sociedad del siglo XVIII había caído en una voluptuosidad simplemetne física envuelta en la filosofía del sensualismo materialista de Claude Adrian Helvetius y la filosofía del materialismo mecanicista del barón Paul Henri Holbach?.
Este estado de cosas no podía durar mucho tiempo más y así, siete años más tarde, estalla la Revolución Francesa con la toma de la Bastilla por parte del pueblo (muchos dicen que que el Marqués de Sade estuvo allí y apoyó activamente dicha toma de la Bastilla).