Un ligero temblor.

Se despertó muy temprano. No quería abandonar el sueño porque no sentía nada en él. Un día de trabajo intenso. Al rato alguien le llamó por el móvil. ¿Hablo con el idiota? se quedó sorprendido. Era una broma de algún amigo, o quizá algo más directo. Su suspicacia lo había convertido en un lector de falsas señales. No respondio. Al otro lado alguien le dijo que mirara en Vorem. Lo hizo al ratito. De momento no reconoció nada especial. Por casualidad vio escrito Diciembre. Pinchó y un ligero temblor sacudió su cuerpo. Ahora quedaba el asimilar ese bonito regalo.

Deja una respuesta