El viejo profesor de Filología se levnató de la cama “iluminado “, se vistión con el traje mñas elegante de su extenso repertorio, la camisa más blanca que encontró y la corbata de seda fina italiana. Vestido completamente mejor que un príncipe, se asomó narcisamente al espejo y se encontró guapo de verdad.
El viejo profesor de Filología salió a la calle de la gran ciudad de Santiago y comenzó a publicar a viva voz y a todo transeúnte que encontraba que él era Jesucristo llegado a la Tierra.
Lo más sorprendente del asunto resultó ser que, al mismo tiempo, otros 999.999 viejos profesores de Filología, paseaban por todas las calles de la gran ciudad de Santiago procamando, también a viva voz, que cada uno de ellos era Jesucristo llegado a la Tierra.
!Un millón de Jesucristos vestidos con trajes elegantísimos, camisas blancas y finas corbatas de seda italiana!.
¿Por qué precisamente los filologos?
Saludos
¿Es cosa mía o es una crítica a los filólogos? Jajaja si es así, como lo he visto, me hace hecho gracia. Aunque me temo que yo también acabaré de Jesucristo