Un océano de corrientes y palabras.

Hace tiempo que dejé mis palabras sobre un banco,
en un parque lleno de incipiente primavera.
Olvido necesario, como buscando la ausencia
para regresar a buscarlas y jugar con ellas.
Palabras que se acomodan a mi decir árbol,
a mi sentir la brisa, a mi callar silencios largos.
El poema es un ser orgánico, veraz, oceánico.
Se inicia como una gota de rocío y te desborda.
Sin prisa, sin darle altura alguna, con mucha calma
dejando el alma en cada verso y cada paso.

Me doy cuenta de estar de nuevo entre las olas,
los verbos que son todo y están en el todo,
y las suaves conjunciones jugando a ser parejas de baile.
Si no tuviera palabras sería nube, o niebla, o semi cuerpo.
He hablado tanto, que sospecho haber vivido del decir.
Ahora, cuando la tarde se apresura a ser hermosa,
descanso entre palabras, resonar de olas,
fragilidad de las palabras al fundirse en puro abrazo:
es el beso del poema.

Un comentario sobre “Un océano de corrientes y palabras.”

  1. Hermoso beso de peso y de palabra, compañero. El poema se hace vida orgánica y la palabra es la savia sabia que lo inunda todo con su riego de sonido y de silencio a la par. Las suaves conjunciones del decir nos conducen al puro abrazo con lo necesario. Un saludo cordial por tu bello poema.

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