Está un millón de veces demostrado que, si sabes hacerlo bien, con 22 años de edad puedes estar ligando con las chavalas que más te gusten y, a la vez, seguir jugando apasionadamente con la chapas al fútbol. Chavalas que te gustan y fútbol de chapas. Está un millón de veces demostrado que, si sabes jugar muy bien con las chapas es que estás muy preparado para saber jugar muy bien con las chavalas que te gustan.
En la temporada de 1970-1971, el Valencia Club de Fútbol fue campeón de la Liga de Primera División de España. Su entrenador era el genial Alfredo Distéfano del cual yo aprendí mucho más de lo que se imaginan los incrédulos. El asunto es que el Valencia ganó una Liga regalada. Eso fue lo que le conté a alguna chavala que me gustaba de verdad y es que fue verdad.
Todo se decidió en la última jornada. El Valencia estaba a expensas de lo que ocurriese en el partido entre Atlético de Madrid y Barcelona en el Estadio Manzanares (hoy Estadio Vicente Calderón). Los “ches” estaban nerviosos. Todos menos Alfredo Distéfano del cual aprendí a estar siempre sereno y tranquilo tanto cuando estaba jugando al fútbol o cuando estaba solamente viendo un partido de fútbol. Aquel domingo de 1971 si el Atlético de Madrid ganaba el partido se proclamaba campéon de Liga; pero si el Barcelona era el que ganaba se proclamaba campeón de Liga en lugar del Atlético de Madrid. Solamente un empate a 0 entre “colchoneros” y “culés” le valía a los “chés” de Alfredo Distéfano para ser campeones.
Tuvieron un miedo pavoroso. No los del Valencia sino tanto los del Atlético de Madrid como los del Barcelona. Ante la sorpresa de todos los asistentes al fútbol y quienen lo escuchaban por la radio, tanto el Atlético de Madrid como el Barcelona jugaron a la defensiva, a montar todo un “catenaccio” que llevaba a no querer ninguno atacar. Y ya se sabe que quien no ataca nunca triunfa. En el pecado llevaron su penitencia. Llenos de miedo, ninguno de los dos equipos jugaron al ataque y los minutos pasaban y pasaban ante la desesperación de los seguidores “colchoneros” y de los seguidores “culés”. Distéfano y yo estábamos tranquilos. Al final resultó que, por culpa del miedo y del terror, al Valencia le regalaron la Liga, yo seguía jugando al fútbol con las chapas y a ligar con las chavalas que me gustaban de verdad; pero no dejaba, por eso, de ser el líder-capitán de mis compañeros en los partidos que jugábamos en el Campo del Gas de Madrid. Lo sabe hasta “El Churri” desde aquel “túnel” que le hice y que le dejó con la boca abierta.
La Clasificación Final fue de Valencia (43 puntos), Barcelona (43 puntos) y Atlético de Madrid (42 puntos). Venció el Valencia por mejor “goal average” (diferencia entre los goles marcados y los goles recibidos). La plantilla de aquel Valencia de Distéfano (1970-1971) se componía de los titulares Abelardo; Sol, Antón, Tatono; Claramunt, Paquito; Sergio, Aníbal Pérez (paraguayo), Forment; Pellicer y Valdez (argentino). Más los suplentes Pesudo y Cota (porteros), Claramunt II, Poli, Jesús Martínez, Vidagany, Ansola, Barrachina, Fuertes, Jara (paraguayo), Gabriel Uriarte, Nebot y Roberto Gil. Aunque eso de la titularidad o la suplencia era muy relativo para Distefano a la hora de hacer las alineaciones y a mí a la hora de jugar al fútbol chapas. Lo que no me era relativo para nada era que sólo buscaba ligar con las chavalas que me gustaban de verdad. A las demás las respetaba profundamente y por eso mismo, por portarme como todo un caballero a pesar de ser tan joven, nunca quise jugar con ellas para no hacer daño innecesario a ninguna de las que no me gustaban y no como hacen los “donjuanes” que no tienen compasión con ninguna. Chao y cierro mi Diario. Hasta la próxima.