Una mañana gris, de esas que tan poco gustan, también pude ser bella. Porque lo más feo también puede llegar a ser hermoso.

Porque una mañana gris de lluvia puede resonar con voces angelicales en mi alma.

De cada una de ellas nacerá una flor, una flor tan bella que merecerá la pena haberse parado a pensar, a escribir en un folio en blanco, tan blanco que casi, casi…parece gris. Tan blanco como la nada de la soledad, del vacío que casi, casi…parecía una mañana gris.

Pero la melancolía cuenta historias que llegan al corazón del hombre, melodías que un día de luz no conoce, no comprende, porque finge no saber nada del alma escondida, del fondo de nuestro ser. Porque un día de luz navega por otros mares, nunca camina solo, nunca habla en voz baja. Casi parece callando.

Una mañana gris es como la fotografía en blanco y negro de un niño que en manos del anciano devuelve la vista atrás.

Y a veces, cuando siento que mi sonrisa se duerme, que mis ojos se esconden, .entiendo que casi, casi…son como una mañana gris.

Pero hasta los colores más feos resultan hermosos cuando hablan de ti.

Como una gaviota blanca que vuela, que casi es como un folio en blanco, que casi, casi…es como una mañana gris.
Como una gaviota busco otra forma de ver, otra forma de sentir más allá de las formas, más allá de la mera ilusión.

Una mañana gris, es bella como la poesía sacada de un viejo libro, como la poesía de quien vivió y murió en otras tierras que casi, casi…son como una mañana gris.