UNA NIÑA LLAMADA CERO

Si alguna vez os encontráis con alguien,( yo me encontré con cero), aunque para cada uno de vosotros, será una entidad diferente, según vuestros deseos, aunque os produzca el encuentro, un gran desasosiego, recordad, no paséis indiferentes, aunque el encuentro os produzca ansiedad, e incluso miedo, pararos y conversar, descubriréis por medio de cero, cosas que no podíais sospechar sobre vosotros y los demás y encontrareis presumiblemente un poquito mas de compresión hacia el resto y por tanto para vosotros y vuestra felicidad.

EL ENCUENTRO:

Se han preguntado alguna vez en que consiste la felicidad, seguro que si ¿Y que piensan que es en realidad?

Había una vez una niña que no recordaba cual era su nombre, ni el lugar donde había nacido, tampoco sabía si tenia familia o amigos, a veces hasta dudaba de su existencia, podría tratarse del sueño de otra persona o de una invención.

Lo único que sabia con certeza es; que era una niña y que se encontraba sola en una gran ciudad Madrid, llena de peligros, totalmente desconocida para ella, cuando paseaba por la calle, nadie la miraba, solamente sabían de su presencia los animales y las plantas, incluidos grandes árboles o pequeñas margaritas, todos la saludaban al pasar, y en especial los árboles mas ancianos se embriagaban con ella en largas conversaciones sobre su pasado, contándola anécdotas y dando consejos útiles con su conversar pausado y gratificante.

Los gatos la olisqueaban y acariciaban, hablándola con su peculiar idioma de roces,
..
También en otros lugares había mantenido, largas conversaciones con las nubes, las estrellas, conversaciones mudas de esas que no se pueden explicar con palabras, también tenia otros amigos invisibles al ojo humano, aunque no los consideraba como tales ,para ella, simplemente eran parte de si misma y su alo misterioso.

Cuando cero dialogaba con sus amigos preferidos, los árboles, pasaban horas y horas, pero el a tiempo dejaba de existir cuando esto sucedía, porque la comunicación era tan especial y aprendían tanto el uno del otro,

Sus conocimientos eran tan fuertes y profundos como para convertir un siglo en un segundo o al revés y a más profundidad e importancia mas sencillo y liviano era el aprendizaje que en vez de pesar desataba antiguos pesares diluyéndolos en la nada.

Por esto y muchas mas cosas que nosotros no podríamos ni llegar a imaginar, si alguna de los cientos de personas que se cruzaban a diario con esta niña, la miraban, quedaba fuertemente impresionados y sentían una especie de alegría y tristeza tan intensas que se dejarían llevar por el pánico. Ypor ello, y el eterno temor a lo desconocido, preferían ignorarla.

Para poder llamar a esta niña de alguna forma, ella me pidió que la llamara cero, con minúsculas, ha elegido este nombre porque en el alfabeto que nosotros conocemos, no cabria para ella ningún nombre que hiciera justicia a su belleza tan especial, el numero cero es universal y es el comienzo y el final, a la izquierda no tiene ningún valor sin embargo a la derecha de cualquier numero lo agranda hasta el infinito.

Yo tuve la suerte de encontrarme con cero una fría mañana de otoño y aunque me resulta muy difícil, intentaré describirla para vosotros.

Su edad era aproximadamente de doce años, su cuerpo extremamente delgado con unas piernas muy finitas donde destacaban dos rodillas como únicos nudos negruzcos en medio de una blanca corteza muy lisa como de un árbol joven.

Llevaba un vestido que le llegaba por encima de sus huesudas rodillas , su color era gris tormentoso, salpicado con innumerables florerillas de tonos chillones, contrastaba ferozmente con la sobriedad del fondo, los pies pequeños miedosos, calzados con una zapatillas de deporte azul marino de las cuales sobresalían unos calcetines cortos color blanco con rallas rojas y azules, estaban amorosamente doblados para que solo que apreciara la franja azul, sobresaliendo de las zapatillas, que por cierto daban la impresión de de haber rodeado el globo terráqueo no menos de cien veces por lo desgastadas y parduscas.

Como único abrigo llevaba sobre los hombros una rebequita azul marino completamente desabrochada, como si estuviéramos en una de esas noches de verano que refresca un poquito.

Su pelo era pelirrojo de un pelirrojo insultante, por su intensidad y brillo sin igual, el cual le llegaba a la cintura cayendo en graciosos rizos.

Su cara blanca y lisa como la porcelana en la cual destacaban uno ojos verdes enormes y unas pestañas también pelirrojas de una frondosidad y largura que picoteaban las cejas, como pajarillos hambrientos, estaban pintadas por un pintor celestial.

. Su nariz pequeñita y chata un poquito respingona y juguetona, agraciaba si es Posible aun más su fisonomía, también contribuía a ello su boca con labios gruesos y con un dibujo perfecto de un rojo tan intenso que parecían una jugosa sandia circundada. Siempre sonreían, tanto los ojos como los labios, que mostraban unos blanquísimos dientes agraciados, a ambos lados de la boca unos graciosos hoyuelos expresaban una simpatía sin parangón.

Pero lo realmente impresionante eran sus ojos y no por los grandes y verdes de un verde tan intenso que recordaba al mar cuando hay temporal y cambia su azul celestial de un verde salvaje.

Lo importante de sus ojos, era lo qué transmitían, no eran ojos de niña, pues aunque se podía apreciar ingenuidad, y frescura apabullantes, también, te hablaban de antiguos pensamientos, de amor, y reían y paradójicamente, estaban llorando por tantas almas que sufren, y tanta injusticia, su sabiduría solo la podemos dilucidar en ciertas personas de mucha edad.

A mi personalmente me encanta dialogar con los niños al igual que con los viejos, son mucho mas sinceros y sencillos que otras personas pero además se aprende muchísimo de ellos, y quiero recordarles que hay personas que con sesenta años que son niños, en lo que se refiere a pureza de espíritu y algunos ancianos no pueden o no quieren llevar su estandarte de sabiduría con templanza y sapiencia, dando tantos años de experiencia para que se enriquezcan los demás.

2 comentarios sobre “UNA NIÑA LLAMADA CERO”

  1. Gracias amiga Alejandra, tu comentario me anima a seguir con la novela sobre cero que perdi cuando se quemo mi portaatil y no tenia hechas copias de seguridad, pero todo es por algo, seguramente ahora sera mucho mejor el resultado, un besazo

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UNA NIÑA LLAMADA CERO

EL VIAJE CON CERO
Cero me dijo;
Sabes que el bien y el mal son complementarios y por tanto necesarios los dos pero de lo que te estoy hablando es de un mal que no tiene nada que ver con la armonía de la vida, no es como la necesidad de llorar para apreciar la risa o las equivocaciones tan necesarias para aprender de nosotros mismos.
El mal que se esta apoderando de todos no tiene antagonismo es de otro mundo que no forma parte de la vida ni del universo, su cometido es destruir sin mas, pero no como cuando se quema un árbol y sus cenizas sirven para abonar nueva vida.
Es demasiado tenue como para que podamos incluso identificarlo, pero esta ganando la partida y eso no podemos consentirlo.

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UNA NIÑA LLAMADA CERO

Se han preguntado alguna vez en que consiste la felicidad, seguro que si ¿Y que piensan que es en realidad?

Había una vez una niña que no recordaba cual era su nombre, ni el lugar donde había nacido, tampoco sabía si tenia familia o amigos, a veces hasta dudaba de su existencia, podría tratarse del sueño de otra persona o de una invención.

Lo único que sabia con certeza es; que era una niña y que se encontraba sola en una gran ciudad Madrid, llena de peligros, totalmente desconocida para ella, cuando paseaba por la calle, nadie la miraba, solamente sabían de su presencia los animales y las plantas, incluidos grandes árboles o pequeñas margaritas,

3 comentarios sobre “UNA NIÑA LLAMADA CERO”

  1. Muchas gracias lullaby, tu crees que puede ser el comienzo de una novela?, como soy autodidacta, digamos que tengo muchas dudas y mucho que aprender, todo lo realizo igual que pintar como me sale del interior, sin pensarlo demasiado, un besazo.

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