Era una tarde más, otra cualquiera que pasaba como una pérdida de tiempo para algunos. La lluvia caía sin cesar, con ese peculiar sonido que hace al chocar con los cristales de los coches aparcados al bordillo de las estrechas calles, mojando todo lo que se encuentra en la superficie, hermosa, uniforme, melancólica. La niebla difuminando el paisaje urbano y murmurando frases que me recuerdan que aún siento dolor en mi corazón. Sí, ahí estaba yo, bajo la intensa lluvia mojando mi alma que cada día pesa más sobre mis hombros. Los recuerdos azotan mi mente atormentada por el eterno sufrimiento de una historia inacabable. Las lágrimas son confundidas con gotas de agua que corren por mis mejillas queriendo escapar de esa mirada vacía e inexpresiva en la que están atrapadas, reprimidas queriendo escapar y caer en llanto aliviando este dolor que me mata cada vez más. Mientras camino en esta cruel jungla me pregunto si mi vida se ha convertido en una mentira que jamás será descubierta y que peor aún…será olvidada. ¿Es solo eso? ¿Una sucesión de hechos traumáticos? Dicen que los golpes en la vida nos ayudan a ser fuertes. Yo, sin embargo me siento cada vez más sola y débil.
Ohh! Si volvieras a aliviar mi dolor, la lluvia cesaría sin más y mi infierno dejaría de existir..pero es inútil, mi grito de auxilio se ahoga en el gentío que corre a refugiarse de la lluvia en una tarde cualquiera…