Una vida en el mundo (Novela) Capítulo 14

Epílogo.

Al terminar la sesión, Félix rompe el silencio…

– Bueno, hermanos. Iniciamos la sesión para otorgar el Premio de “Una vida en este mundo”. Dijimos, al principio, que una sola de estas 12 personas va a ser el único ganador del Gran Premio. Hemos visionado 12 verdaderas tragedias. 12 hombres que nos han hecho conocer la angustia, el miedo, la sinrazón del mundo en el que viven. No sabemos de dónde provienen estos 12 hombres pero nos han contado 12 vivencias espeluznantes. Cualquiera de estos 12 hombres puede ser el ganador. No hay duda alguna en que las mujeres brillan por su ausencia; así que dar el Gran Premio a un hombre no es, en nuestro caso, ninguna acción machista. ¿Qué opinas tú, Álex?
– Estoy totalmente de acuerdo contigo. Tenemos que ser totalmente honrados a la hora de dar el veredicto. Ninguna mujer puede quejarse ni presentar reclamación alguna; porque lo que hemos visto ha sido a 12 hombres desesperados. Si no ha habido ninguna mujer presente en el Concurso no es nuestra la culpa. ¿O crees lo contrario Héndrix?
– Yo creo que todos los concursantes son sinceros. Todos ellos se merecen el Gran Premio pero, según las Bases del Concurso, uno solo debe ser el ganador. De haber habido alguna mujer concursando, al menos una de ella, podríamos establecer una controversia entre el machismo o el femenismo… pero no hay lugar para ello… así que entremos ya en la discusión sobre quién debe ser el vencedor según el criterio propio e independiente de cada uno de nosotros.
– Antes de ello, os aclaro una vez más, lo que dije al principio. Nosotros no hemos creado la tragedia. No tenemos ninguna clase de culpabilidad pero tenemos algo mucho más importante que se llama responsabilidad.
– Es cierto, Félix. Los 11 eliminados quizás tengan otra nueva ocasión presentándose a otros Concursos. Nosotros sólo tenemos la obligación de ser responsables al emitir nuestro voto sin ninguna clase de complejo. No tenemos prejuicios contra nadie. Según lo que hemos estado viendo es necesario actuar con conciencia y con claridad de ideas. No podemos presentarnos ante el mundo como si ésto hubiese estado preparado de antemano. Y con esa claridad de ideas y la conciencia bien limpia debemos comenzar ya a elegir al ganador de los ganadores; porque, todos ellos son, bajo mi punto de vista, ganadores. Pero uno sólo debe prevalecer sobre los demás sin quitar mérito a los demás, Félix.
– Insisto, Álex, que tenemos algo tan importante que decidir que no podemos estar lamentándonos de nuestro fallo. No olvidemos que estamos siendo sinceros y que no conocemos a ninguno de estos 12 hombres salvo lo que hemos visto de ellos en los 12 vídeos. Sabíamos, desde el principio, que nos podríamos encontrar ante un caso tan difícil de resolver como el que se nos presenta. Pero o somos imparciales o no valemos para ser jueces.
– Como yo señalé, y dije al principio, habría sido tremendamente fácil si hubiésemos hecho lo que hacen la inmensa mayoría de los jurados de los Grandes Premios Literarios. Haber tenido ya elegido el ganador mucho antes de hacer público el Concurso. Pero nosotros no somos así. De tal manera que nuestras conciencias deben quedar limpias cuando hayamos dado el veredicto final.
– ¿Qué sucede si cada uno de nosotros tiene un favorito diferente, Félix?
– Escucha, Álex. ¡No podemos salir de esta Sala sin haber llegado a un acuerdo por unanimidad! Si no coincidimos todos con el mismo concursante, tendremos que estar horas enteras si es necesario hasta llegar a un consenso pleno.
– Totalmente de acuerdo. La mentira no tiene lugar en “Una vida en este mundo”. Y como lo que debemos presentar al mundo como ganador debe ser la gran verdad a la que lleguemos los tres por unanimidad… si es necesario estar días enteros discutiendo por uno u otro de los concursantes nuestras obligación es estar días enteros si llegamos a esa situación. ¿Empezamos ya con la presentación de cada uno de nuestros elegidos?
– Gracias, Héndrix. Eso es lo que yo quería plantearos y saber si estáis dispuestos a tardar todo el tiempo que sea necesario hasta elegir al mejor de estos 12 hombres.
– Estoy totalmente dispuesto.
– Vale, Álex. ¿Y tú qué decides, Héndrix?
– Yo también estoy totalmente dispuesto.
– Entonces empiezo yo, por ejemplo, a presentar a mi candidato.
– Adelante, Félix. Yo seré el segundo en emitir mi voto según tenemos el orden establecido.
– Está bien, Álex. Para empezar, estaría mintiendo si dijera que no todos los relatos me han llegado hasta el corazón. Me han llegado de tal forma que me han hecho temblar… pero hay uno de ellos que me ha llegado hasta el alma. He podido ver y contemplar las tragedias de 11 hombres mirando sus rostros, sus gestos, su desesperación y su angustia reflejada en esos rostros y gestos. Sin embargo, a uno de esos 12 hombres no le he podido ver en absoluto. Eso de “no veo y nadie me ve” me ha llegado hasta el alma. ¿Comprendéis la enorme tragedia de un hombre que no tiene identidad alguna para poder decir que es un hombre que siente, que sufre, que está en un mundo al cual no pertenece? Efectivamente, yo le doy el voto a GraY. Sigues tú, Álex.
– Tampoco he tenido duda alguna. Todas las tragedias que he visto y oído son hombres que sufren y que nos están gritando que hagamos justicia con todos ellos. Pero estoy de acuerdo con Félix en que Gray es el que más me ha llegado hasta el fondo de mis entrañas. Porque Gray pide una justicia para poder ser visto y expresar todo lo que le trastorna hasta el punto de no querer la libertad sino la Liberación. Por eso mi voto es también para Gray. ¿Y tú que dices, Héndrix?
– Ya nada puedo añadir a lo que habéis dicho vosotros dos. Todas las historias me han dejado sin habla pero ese tal Gray está tan marginado que no puede mostrarnos ni su rostro y, además, ha tenido que falsificar su voz para que nadie le reconozca. Por eso parece una máquina en lugar de un ser humano. Eso de “¡no soy una máquina sino un ser humano que quiere ser un ser humano!” me ha dejado sin palabras. Así que mi voto, sin duda alguna, también es para Gray. ¿Qué decidimos, Félix?
– Cada uno ha elegido al hombre que se presenta con el nombre de Gray sin haber consultado nada entre nosotros. Como los tres estamos de acuerdo, no es necesario discutir ni plantear ninguna duda al respecto. ¡El ganador de “Una vida en este mundo” es Gray! ¡Por unanimidad y sin tener que estar discutiendo para llegar a un consenso! Así lo explicaremos ante el mundo.
– Entonces… abre ya el sobre de la plica y vamos a ver quién es ese tal Gray.

Félix tomó el sobre de Gray y lo fue abriendo lentamente hasta que miró lo que había en su interior…

– ¡Nos hemos equivocado!
– ¿Cómo que nos hemos equivocado, Félix?
– ¡Tranquilo, Álex! ¡Afirmo y confirmo que nos hemos equivocado!
– ¿Es que en verdad es una máquina y no un ser humano?
– ¡Pues no es eso, Héndrix! ¡No es una máquina aunque haya tenido que hacerse pasar por una máquina para ser escuchado!
– Entonces… ¿si no es una máquina sino un ser humano? ¿Dónde está nuestra equivocación, Álex?
– En que no es un hombre, Álex… no es un hombre aunque nos haya parecido un hombre…
– ¡Pues no entiendo nada de nada, Félix! Si no es un hombre y tampoco es una máquina… ¿qué clase de ser puede ser?
– ¿Estás pensado en un ángel o un demonio, Héndrix?
– Eso das a entender, Félix.
– Pues no es ni un ángel ni un demonio, Héndrix.
– ¿Un humanoide quizás?
– No le eches tanta ciencia ficción al asunto, Álex.
– ¡Pues yo tampoco lo entiendo!
– Ni es una máquina ni es un humanoide, ni es un ángel o un demonio, ni es un hombre… porque resulta que es… ¿por favor, puedo tomar un poco de agua?
– ¡Rápido, Álex! Que Héndrix y yo ya tenemos prisa.

Félix bebió tranquilamente todo el vaso de agua y pronunció el nombre tan esperado.

– ¡Es una mujer!
– ¿Una mujer?
– ¡Es una mujer, Álex? Además la fotografía no engaña.
– ¿Pero una mujer de verdad?
– ¡Una mujer de verdad, Héndrix!
– ¿Cómo se llama esa mujer?
– Aquí está su nombre y su dirección completa, incluída su fotografía como piden nuestras Bases, Álex. ¡Se llama Samuela Bomi Nimba y vive en Payne Avenue, número 1, de la ciudad de Monrovia, que todos sabemos que es la capital de Liberia!

Álex y Héndrix se quedaron por unos minutos sin saber qué decir.

– ¿Es justo o no es justo nuestro veredicto por unanimidad sabiendo que es una mujer?
– ¡Totalmente justo, Félix!
– ¡Yo opino igual que Álex! ¡Es totalmente justo, Félix!

Después ya todos guardaron silencio hasta que Félix ordenó a la secretaria periodista que escribiera una Nota de Prensa y la enviara a todos los principales medios de comunicación escrita, radiofónica y televisiva, de los cinco continentes; porque Samuela Bomi Nimba empezaba, desde aquel mismo instante, a ser vista por todos gracias a la fotografía que ya estaba llegando a todas las redacciones de los más grandes y conocidos medios de comunicación de masas del Planeta.

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