Una vida en la encrucijada, capitulo-IX

Atrás deje la hija que no llegue a conocer.

Sin atreverme mirar hacia atrás emprendí el camino andando hasta la estación de ferrocarril, no estaba distante y tarde en llegar una hora, saque un pasaje al azar en el primer tren que llego ya que el camino a seguir era lo que menos me importaba, pero no me alejaría mucho de aquel lugar, ya que sentía una fuerza invisible que tiraba de mí hacía atrás, de todas formas sabia, que en aquella comarca iba a encontrar un puesto de trabajo para las labores del campo que era lo único que sabia hacer, así que a una distancia de cincuenta kilómetros del lugar que partí, me apee en los campos de la ciudad de Lorca (Murcia).

No me equivoque, y salio todo según mi deseo, a tan solo siete kilómetros del lugar que me apee del tren, encontré lo que buscaba, pero no todo me fue bien, ya que la primera entrevista que tuve en aquella casa fue muy desagradable para mí, llevándome un susto de muerte que nunca olvide.

Recuerdo que era verano y hacia mucho calor, en la puerta de aquella casa había un gran árbol, y bajo su sombra pude observar un corpulento hombre sentado en una silla con la cabeza inclinada hacia el suelo, me dirigí directamente con la intención de preguntar si necesitaban alguna persona para trabajar. Ojalá no lo hubiese hecho, pues cuando iba hacer mi pregunta de un salto se levantó rápido de la silla, y en un plan amenazante con el puño levantado, empezó a decir frases incoherentes sin lógica, como_ No te vallas al puerto…No te vallas desnudo… _ ¡Te va atropellar un carro!… Aquel hombre casi media dos metros, su complexión era de ser muy fuerte, pero la cosa no quedó aquí, al intentar huir salio detrás de mí en un plan agresivo, agravándose más mi situación la colaboración del perro que me clavo sus afilados dientes en una pierna, y me tiro al suelo.

Por consecuencia del miedo de este desagradable incidente, hice mis necesidades en los calzoncillos además de una herida que me produjo el perro en una de mis piernas. Todo cambio para mí al acudir en mi ayuda una joven, que viendo mi delicada situación grito al hombre y al perro liberándome de estos, su intervención fue un gran alivio para mí, además de pedirme disculpas, lamento el incidente y me invito a entrar en casa para curar la herida que no dejaba de sangrar, pronto se percató de la mancha y rotura de mis pantalones y me dio unos de repuesto, pero primero me invito a la ducha ya que el olor era desagradable.

Una vez que me duche y ya un poco más relajado, la muchacha se dirigió a mí preguntándome _¡Cómo te llamas joven, yo me llamo Carme y soy la hija del dueño de esta finca!_¡Me llamo José y busco trabajo señorita!_¡Mucho gusto de conocerte!, en cuanto a trabajo creo que sí!, precisamente hace un mes que se despidió uno de nuestros muleros,¡Sabes labrar la tierra!_¡Por supuesto que sí señorita!, es lo que hice siempre y es mi trabajo habitual_¡Y cuantos años tienes!_Diecisiete!_¡Yo tengo veintiséis! ¡Creo que podrás trabajar para nosotros! ¡Si te quedas tendrás de compañero a Ricardo!, es un poco mayor que tu y por cierto muy buena persona, claro que primero hay que contar con mi padre que en este momento esta fuera, le llaman de sobre nombre el tío Ramón el Duque y no creo que tarde en llegar! ¡Eres de por aquí!_ ¡No soy de la región andaluza y no queda lejos de aquí! ¡Lo grave para mí que no tengo familia y apenas voy por haya, ya que murieron todos en la guerra!_ ¡Lo siento mucho José! ¡De momento te invito a comer!, ya es medio día y según la hora que tenemos presiento que todavía no habrás comido _ ¡Has acertado Carmen, empiezo a tener ya gana!, pues después del susto que he llevado, se me ha abierto el apetito.

La chica no dejo de hablar mientras que yo devoraba con empeño los alimentos que me había puesto en la mesa, me comento que su hermano se llamaba Paco y, que padecía la enfermedad de esquizofrenia, que normalmente era pacifico, pero algunas veces sufría ataques y no se podía controlar, agrediendo a todo el que estaba a su alcance, incluidos los animales, si no encontraba a quien agredir se lesionaba mordiéndose en manos y brazos, esto daba lugar a que tuviera en manos y brazos multitud de cicatrices. Pero había una excepción, cuando le daban aquellos ataques solo se le podía acercar su madre. Esto me da en que pensar lo que significa una madre para un hijo, que en un estado de extrema locura como era el caso de Paco, solo fuera su madre era la única persona que permitía que se le acercara, prevaleciendo el amor de madre ante la locura de aquel hombre.
La verdad, que en principio sentí miedo de este hombre y dude si quedarme en aquel lugar o buscar otro trabajo, pero pensé que si allí vivía gente con aquel problema, ¿por qué no iba a vivir yo?

El trabajo ya lo tenia asegurado, ya que el tío Ramón el Duque como le llamaban de sobrenombre no puso objeción alguna; labraría la tierra con una yunta de mulas igual que lo hacia Ricardo, en cuanto al salario quede satisfecho, ya que incluso fue más elevado de lo que percibía con mi antiguo patrón, aunque bien lo podían pagar por ser aquella familia muy adinerada, eran propietarios de muchas tierras de labor y le llamaban el tío Ramón el Duque por su padre ya fallecido, que este sí que fue Duque.

En España no se pueden tener armas de fuego bajo pena de enfrentarse con la justicia y terminal en la cárcel, sin embargo, aquella familia tenía armas de todo tipo, supongo que debían de tener permiso o ejercer algún cargo gubernamental, pues algunas veces venían los guardias civiles a su casa y hacían practicas de tiro, pero como no era mi problema tampoco me preocupe por ello, lo importante para mí es que me encontraba bien, aunque eso sí, el trabajo era muy duro y había que labrar la tierra hasta que duraba la luz del día.

Con Ricardo llegamos a ser muy buenos amigos, los domingos día de descanso para nosotros, nos íbamos al cine y a pasear con las chicas, ya que desde la experiencia amorosa que tuve con Rosa empecé a sentir necesidad de ellas. Ya me lo decía ella, ¡José siempre hay una primera vez, y cuando la pruebes ya no pudras prescindir de hacer el amor! “Que razón tenia Rosa, al menos para mí”.

En esta situación descrita fue pasando el tiempo, y casi sin darme cuenta cumplí los dieciocho años, ahorre un poco dinero y me compre una bicicleta, similar a la que tenia mi amigo Ricardo, conseguir una bicicleta en aquella época de pobreza para el que carecía de recursos como era mi caso era todo un lujo, ya no tendría problemas de desplazamiento, y cuando llegara el fin de semana me iría con mi amigo a otros pueblos cercanos en busca de las ansiadas chicas. El problema residía que en la época que estoy describiendo todo era tabú y prohibiciones para relacionarse los jóvenes, por lo tanto, si los novios deseaban ir al cine tendría que acompañarles la madre de la novia. Motivando esta costumbre que no tuvieran la oportunidad ni de darse un solo beso.

Un fin de semana mi amigo y yo acordamos de ir a un pueblo vecino en busca de sexo barato, ya que por oídas se decía que había una mujer que lo hacia por necesidad económica, que era viuda con hijos y bastante mayor que nosotros, pues mientras que yo tenia dieciocho, ella tenia un poco más de cuarenta, pero en nuestro caso lo único que nos importaba, era satisfacer nuestra ansiedad de sexo sin importarnos la edad de aquella mujer.

Nos dirigimos a su casa y no tuvimos necesidad de tocar el timbre ya que se encontraba en el exterior de esta justamente en la puerta. Recree mi vista en ella y en principio me gusto, pues aunque madurita era una mujer bella, de fisonomía delgada, pelo rubio y ojos azules, bestia una falda estrecha que marcaba bien sus bonitas caderas, blusa blanca escotada dejando entrever un poco sus senos. Sin pensarlo demasiado nos fuimos directamente al grano y le hicimos saber nuestro deseo, después de mirarnos detenidamente nos manifestó que éramos demasiado jóvenes, que ella tenia un hijo aproximadamente de nuestra edad y que por razones de edad podría ser hasta nuestra madre, también nos a claro el precio y que no se dedicaba a la prostitución, si no que hacia pequeños favores cuando el dinero no le llegaba para cubrir sus necesidades.

Lleguemos a un acuerdo en el precio y nos puso una condición, que cobraba por adelantado, y que uno de los dos tendría que quedarse en la calle vigilando, no sea que llegara su hijo que se encontraba trabajando. De mutuo acuerdo con mi compañero fui yo el que entre primero.

Nos desnudamos y empezamos hacer el amor, pero justo en el momento que iba a tener un orgasmo, fue interrumpido por unos golpes insistentes en la puerta de la calle, mi asombro llegó al límite cuando hoy decir a la mujer._ ¡Tiene que ser mi hijo que se ha olido algo! Silencio que no nos oiga, no sabía que hacer y me temblaba todo el cuerpo, ya que los golpes no cesaban, aquel tío no tenía intención de irse, y lo más grave de mi situación, que creí que arrancaría la puerta. No podía controlarme y grite con toda mi fuerza_ Maldita Mujer en que lío que me has metido…. ¿Y ahora que hago yo?_ Sal por la puerta que da al corral todo lo rápido que puedas. Sin apenas darme tiempo de ponerme los pantalones salí por la puerta indicada a la velocidad que me permitían mis piernas, y ya en plena calle sentí que decía un Hombre_”Esta mujer va a provocar alguna desgracia con su hijo, mira que se lo tiene dicho” ¡Y tu joven que no te vea por aquí! Seguí corriendo sin responder aquel hombre cuando me di cuenta que me había dejado los calzoncillos, pero esto me daba igual y dentro de la gravedad era un mal menor, de momento lo único que deseaba era alejarme de aquel lugar lo más rápido posible.

Busque a mi compañero, ya que no sabia como le habría ido con el hijo de aquella mujer cuando este lo vio que esperaba en su puerta, pero pensé en lo peor para él, al final desistí de hacerlo ya que no lo encontraba, y me dirigí a un mercado que hacían todos los domingos a las afueras de aquel pueblo con la intención de comprarme unos calzoncillos. Mi sorpresa fue grande cuando introduje mi mano en el bolsillo en busca de mi cartera para pagarlos y echar en falta mi cartera, o la deje olvidada en mi huida precipitada, o posiblemente me la había sustraído ella, de todas formas no pensaba en reclamársela, ya que salí escaldado y no deseaba verla más. Justo pedía disculpas a la señora que me los vendía, por no disponer del dinero, cuando sentí una mano que presionaba fuertemente mi hombro, me volvieron a temblar las piernas pensando que era el hijo de aquella mujer que venia en busca mía, al girarme y ver que se trataba de mi amigo sentí un gran alivio, _ ¡En menudo lío nos hemos metido José! Justo esperaba en la puerta que terminaras tu trabajo, cuando llego un joven más grande que yo, con un gallado en la mano y con cara de pocos amigos, me pregunto en un plan amenazante que coño esperaba en la puerta de su casa, yo no supe que explicación dar y ante mi silencio se abalanzó sobre mí con intención de golpearme la cabeza con el gallado; a duras penas pude zafarme de él, pero se le unió gente gritando, ¡Dale más fuerte Juan, que este no volverá más! Acorralado por aquella multitud no me quedo otra alternativa que huir, ¡y sálvese el que pueda! lo sentí mucho por ti, pero tuve que salvar mi pellejo_ ¡Esta bien Ricardo! Lo importante es que estamos a salvo, demos gracias a Dios que no ha ocurrido nada. En lo sucesivo y antes de ir con una mujer tendremos que pensarlo bien, y no actuar a ciegas.
Después de la desgraciada aventura que sufrí junto a mi amigo, fuimos más precavidos en nuestras salidas los fines de semana que teníamos fiesta, evitando en lo posible relaciones amorosas con mujeres que no conocíamos y dedicándonos solo a pasear con chicas decentes en un plan de relacionarse como novios, pues en aquel tiempo no se concebía una relación de amigos entre hombres y mujeres. La mujer tenía que ser muy precavida en sus relaciones con el novio, y evitar todo tocamiento o roce para llegar virgen al matrimonio, al no estar bien visto por la sociedad ni siquiera darse un beso, si es que se quería casar, de lo contrario, además del deshonor para la familia, y que nunca se lo iban a perdonar, seria discriminada por los varones quedando soltera para toda su vida, a no ser que se fuera a otra provincia donde nadie la conociera, ¡como en algún caso se dio!; así que lo normal era que llegara virgen al matrimonio sin apenas haber tenido el mínimo roce. Sin embargo, para el hombre no estaba mal visto que fuera con una prostituta, que también era su única opción de sexo, al contrario que la mujer y ante la sociedad de aquella época, era un honor de macho ibérico cómo se llamaba al hombre lanzado en cuestión de sexo.

Fue pasando el tiempo hasta que cumplí diecinueve años de edad, en cuanto a mi trabajo en lo del tío Ramón el Duque tampoco me podía quejar, al menos no pasaba hambre, pero el sueldo apenas me llegaba para vestirme y poco más, pues en aquella época de nuestra posguerra si conseguías comer y vestir ya te podías dar por satisfecho, aparte de mi satisfacción en mi trabajo no era feliz, me atosigaba el estrés y la nostalgia por mi hija, y más sabiendo que la tenia a cincuenta kilómetros y sin ninguna posibilidad de verla, ya había cumplido tres añitos y en mi mente la imaginaba como una niñita preciosa con los ojos verdes como yo, no sé si en realidad seria así, pero era el diseño que mi mente había configurado.

En más de una ocasión estuve apunto de tirar la toalla e ir a verla, aunque para ello hubiera tenido que secuestrarla, pero sabia que de llevar acabo esta acción en el mejor de los casos terminaría con mis huesos en la cárcel, y en el peor me condenarían a muerte. Ya que en aquel tiempo de la dictadura, las leyes que se aplicaban por un secuestro eran muy duras, y como siempre en un régimen absolutista quien las aplicaba era el poder del señoriíto y el caciquismo. Por el bien de mi hija y el mío propio mejor sería dejar las cosas como estaban, pero ella siempre conviviría conmigo en mi alma, hasta que me quedara un hilo de vida.

4 comentarios sobre “Una vida en la encrucijada, capitulo-IX”

  1. Muchas gracias por pasar por mis letras amigo. Me alegro que te guste esta historia de vida basada en hechos reales, algunos de los cuales los viví junto al protagonista.
    Mi agradecimiento y un abrazo, Alborjense

  2. Hola amiga:
    Mucho le queda que contar de su vida errante a nuestro amigo José, una vida que desde su mas tierna infancia tubo que vivir en solitario sin calor familiar y su mala suerte en lo que respecta al amor de pareja, Tirar hacia delante le resultó muy duro, con penalidades y el hambre siempre acechante, los sueldos de miseria, la explotación de los amos y la maldad de los aprovechados. Pero no te cuento mas para que tu misma lo puedas leer en próximos capítulos, un abrazo y cuídate amiga, Alborjense

  3. Ya nada me sorprendo de lo que le pueda pasar en futuros capítulos a tu amigo.

    cada dia que pasa estoy mas intrigada en lo que va a venir.

    Felicidades por tu buen hacer relatando.

    Un abrazo fraternal amigo Alborjense

  4. Excelente amigo Albborjenese. Sigue siendo grandemente interesante esta historia que además la relatas detallando minuciosamente situaciones dramáticas y a veces hasta jocosas. Eres un gran detallista de la vida. Te sigo leyendo el relato con gran interés. Un abrazo…

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